En 1993 Steven Spielberg estrenó Jurassic Park. 1992 un año muy particular para él, porque mientras avanzaba con la edición de esta película, filmaba en Europa La lista de Schindler. Ambas se estrenaron en diferentes momentos de 1993 y ambas entraron en la historia grande del cine mundial. Jurassic Park no solo fue un éxito de taquilla a nivel mundial (en Argentina a un año de su estreno aun se la podía ver en salas comerciales) sino que además era una obra maestra. Es una obra maestra. Así como Tiburón (1975) trajo un viejo temor de la gente a la pantalla grande e instaló a los escualos de manera definitiva en el imaginario popular, Jurassic Park captó la fascinación por los dinosaurios que siempre existió y la convirtió en un fenómeno renovado cuyas ramificaciones superan a las muchas películas que vinieron después. Es importante recordar que a nivel tecnológico, esta película fue una de las que cambió para siempre la historia del cine mundial al incorporar de forma integral los efectos digitales, la última gran revolución técnica que ha tenido el cine, tan importante como el color y el sonido. A esa obra maestra le siguió El mundo perdido Jurassic Park (1995) otra gran película de Spielberg, sin la perfección de la original pero con varias escenas inolvidables. Y luego una secuela más, Jurassic Park 3 (2001), de Joe Johnston que, contrario a lo que piensa la mayoría, me parece una verdadera maravilla a la altura de la saga. También, a mi entender, el final de la trilogía de Jurassic Park.
El anuncio de Jurassic World (2015) fue una noticia ambigua, ya que prometía más aventuras con dinosaurios pero el alejamiento cada vez mayor de aquel punto de inicio perfecto con el film de Spielberg. Quisiera decir que esta parece una nueva trilogía, aun cuando todos los films están conectados y los actores y personajes van de uno a otro. La sorpresa es que la película era diferente pero encontraba una manera de abrirse camino. Como la naturaleza, lograba abrirse paso y, como el creador del Parque Jurásico, no reparaba en gastos. Divertida, algo más alocada, pero finalmente efectiva. Nada hacía pensar, taquilla mediante, que esto debía parar. Pero Jurassic World: El reino caído es una alarma clara que dice que la franquicia ya no tiene la misma precisión que traía. Sin duda la peor, de hecho la única mediocre, de las películas de Jurassic Park.
Al final del film anterior la Isla Nublar era abandonada cuando el parque temático Mundo Jurásico volvía a convertirse en una trampa mortal. Ya no con un pequeño grupo, sino con una enorme cantidad de público visitando las instalaciones. Ahora los dinosaurios de la isla están en peligro e intentarán rescatarlos, pero como corresponde al género, hay segundas intenciones más allá de las genuinas intenciones de los protagonistas. Buenos y malos se dirigen una vez más a la isla. Pero por primera vez en las cinco películas, las escenas suenan todas repetidas, gastadas, visualmente gigantes, pero ya sin la sorpresa o el impacto de las películas anteriores. Prueba de cómo el cine se preocupa más por los detalles que por la profundidad, el único cambio significativo entre el film anterior y este, es el calzado de la protagonista. Sí, el desperdicio de energía de mucha gente con tiempo libre hizo que en la película anterior todos se preocuparan porque la heroína escapaba con tacos altos de los dinosaurios. Así, en este nuevo film, se muestra claramente que usa unas botas rudas y poderosas, para que nadie se queje. Sí acaso alguien se fijó en aquel detalle y hoy lo recuerde y reconoce el cambio, me pregunto a quien le importará dentro de un par de años tal tontería. A nadie, porque a diferencia del film de Spielberg, esta película no tiene intención de quedar en la memoria de nadie. La tontería le gano al cine de forma contundente y eso se nota en la mediocridad de la película.