La última entrega de la saga de los dinosaurios, tenía una presión enorme, casi insalvable. La primera, es una película casi perfecta, y la 2 y LA 3 fueron un desastre. Es decir, la gente tenía el recuerdo de la decepción de las dos secuelas, y la vara muy alta con la primera.
La película nos lleva al mítico Parque Jurasico, que ahora se llama Mundo Jurasico, más de 20 años después de la primera. El parque ahora cuenta con atracciones mas dinámicas, y las interacciones con los humanos que lo visitan son más cercanas a Disney o Mundo Marino. Todo en el parque esta pensado en función del merchandising, y de esa manera hablan de los animales que lo habitan, son productos, no vidas. En vez de Mickey, tienen Tyranosaurios.
La historia se centra en dos hermanos que van a visitar a su tía, la encargada del parque, una mujer tan centrada en su trabajo que parece no tener sentimientos. Y como contrapunto, esta Chris Pratt, una “domador” de especies, que ha logrado entrenar a cuatro velocirraptors para que obedezcan ordenes.
Cuando un nuevo dinosaurio diseñado genéticamente (una especie creada a base de ADN de los extintos animales y agregados de otros) se escapa, el parque de diversiones se transforma en un coto de caza para la nueva bestia que esta arriba de todo en la nueva cadena alimenticia.
Esa es la base para esta nueva entrega de la saga, que si bien no llega al nivel de la primera, es muy superior a las mal logradas secuelas.
Aun estando plagada de lugares comunes, la película es entretenida porque no pretende ser nada mas que lo que es, una aventura catástrofe donde los dinosaurios se comen a la gente. Y PUNTO.
Los efectos están muy logrados, y la química entre los actores es buena. El carisma de Chris Pratt a esta altura es innegable y suma muchísimo, y si bien abusan las referencias a la primera entrega, como para que quede demasiado claro que es el mismo lugar, esas mismas referencias mas la música que todos conocemos, nos hacen sentir que hay algo muy familiar en lo que estamos viendo, y de alguna manera, toca esa fibra interior para despertar al niño que tenemos dentro y hace 25 años se maravillaba con los dinosaurios del Sr. Hammond.
En conclusiòn, la mejor despuès de la primera.