Los primeros trailers de Jurassic World no despertaban un gran entusiasmo por el regreso de los dinosaurios en el cine y al final resultó una película mucho más decente y entretenida de lo que esperaba.
La cuarta entrega de la saga no sólo es completamente superior a Jurassic Park 3, sino que además cumple con el objetivo de brindar un gran espectáculo dentro del género de aventuras.
Si bien no está a la altura de los dos trabajos dirigidos por Steven Spielberg (una meta complicada de superar) esta producción representa un digno debut en Hollywood del cineasta Colin Trevorrow.
Un artista joven que viene del cine independiente y llamó la atención en varios festivales con su ópera prima Safety No Guaranteed (2012), una divertida comedia sobre viajes en el tiempo.
A Spielberg le gustó tanto ese film que decidió confiarle la nueva entrega de la saga de los dinosaurios, un proyecto que se venía gestando sin grandes avances desde el 2004.
El director Trevorrow supo estar a la altura del enorme desafío que tenía por delante.
No es una tarea para cualquier realizador ponerse a la cabeza de una superproducción de este calibre, con toda la presión adicional que implica además meterse con un clásico como Jurassic Park.
La película de Trevorrow no es perfecta. La introducción del conflicto central, a diferencia de los trabajos de Spielberg, tarda un eternidad y por momentos su narración se enfoca demasiado en subtramas y personajes que tienen más peso en la historia de lo necesario.
Sin embargo, cuando se desata el caos y los dinosaurios toman un mayor protagonismo el director logra conducir el film a un buen destino.
El argumento de Jurassic World presenta el sueño del magnate John Hammond hecho realidad. El parque temático funciona con éxito hasta que los administradores del lugar vuelven a descubrir que es una pésima idea jugar con la manipulación genética.
La película tiene numerosas referencias al film de 1993 y al viejo cine de aventuras hollywoodense. Un detalle que sobresale claramente en el tratamiento que tuvieron los personajes de Chris Pratt y Bryce Dallas Howard.
A lo largo del film la pareja protagónica ofrece varios momentos que parecen salidos de un serial de los años ´40.
Para Chris Pratt este trabajo resultó un casting público de la próxima entrega de Indiana Jones. En Jurassic World demostró que en la actualidad es el hombre indicado para seguir los pasos de Harrison Ford en un relazamiento de esa saga.
Owen Grady, su personaje en este film, básicamente es un pariente de Indiana suelto en Jurassic Park y el actor termina siendo una de las figuras destacadas de esta propuesta.
En materia de acción la película de Trevorrow explota en la media hora final, donde los dinosaurios ofrecen algunas secuencias impactantes que fueron concebidas para ser disfrutadas en la pantalla grande.
No es sencillo generar emoción y suspenso en una producción de este tipo donde el factor sorpresa se perdió hace dos décadas atrás.
Jurassic World en ese sentido creo que lidió de manera exitosa con esta barrera que acarrea la narración de una cuarta entrega.
La película es una gran propuesta de aventuras y cuando empiezan a correr los créditos finales te deja la satisfacción de no haber desperdiciado la entrada al cine.