“Ese parque era genial, la gente no necesitaba modificaciones genéticas, los dinosaurios eran la mayor atracción”, dice una de las frases que más recuerdo de esta película. También creo que es la que refleja en parte lo que transmite “Jurassic World“.
El mundo de las secuelas siempre fue la oveja negra de la historia del cine. Es casi imposible encontrar una secuela mejor que su predecesora y aun es más difícil encontrar una secuela que, al menos, sea digna y haga honor a la franquicia de la cual despega su nombre. Si bien esperamos más de 20 años, este tiempo valió la pena, ya que Jurassic World entra en este último grupo de producciones.
Mal no hace recordar (bueno, un poco sí) que esta hermosa franquicia (de las mas lindas de la historia del cine) ya contaba con dos secuelas: “Jurassic Park : El mundo perdido“ y “Jurassic Park 3“, pero recién con la llegada de “Jurassic World“ estamos en presencia de la sucesora espiritual de todo lo referente al mundo de la genética y los dinosaurios. Comandado por Spielberg, el proyecto comenzó a escribirse allá por el 2004 (tres años después del estreno de la tercera parte) pero debido a diversos mal entendidos y sucesos (entre ellos la huelga de escritores) se pospuso, hasta que finalmente en el 2013 Colin Trevorrow y Derek Connolly fueron elegidos como director y guionista respectivamente de esta entrega. Trevorrow llamó la atención de los fanáticos, ya que sus dos films anteriores: “Home Base” (2002) y “Safety Not Guaranteed” (2012) que poco tenían que ver con los dinosaurios.
Vayamos a el centro de la cuestión: “Jurassic World” es la mejor secuela de esta saga, no solo por su frescura (más de 10 años siempre otorgan frescura a un universo ansiado de una nueva historia) sino por la esencia y el espíritu de la misma. El aire que se respira desde que comienza hasta que termina es de antaño, digno de los viejos tiempos . Y es que “Jurassic Wolrd” trae mucho de la original, su trama se construye sobre la misma y con varias variantes, potencia el entretenimiento sin recaer en la repeticion de elementos. Desde guiños (menciones, lugares del parque original y hasta un divertido dialogo sobre los sucesos de la primera) hasta temáticas similares y lugares comunes en ambas (los dos niños/jóvenes perdidos en el parque, el caos y la cacería). Pero hay una diferencia entre copiarse a sí mismo y subsistir como película autónoma llevando consigo el espíritu de su predecesora. Ahí es donde encaja este entrega. “Jurassic World” suma decisiones que agregan valor a lo que nos regaló “Jurassic Park” y le rinde tributo con una frase que anuncia la superioridad de la primera por sobre todas las demás entregas (esa con la que inicié esta crítica). Incluso le da sentido a todo eso que parecía ridículo en los trailers que salieron en estos últimos meses.
Es decir, el tema de los velociraptores “domesticados” no se exagera y se maneja con mucho cuidado (al fin y al cabo son animales de manada que responden a un líder), la apertura al público del parque después del caos sembrado en su sucesora tiene una oscura (y bien pensada) explicación y el monstruo creado genéticamente para superar al T-Rex no es exagerado y queda creíble dentro del universo de esta franquicia (recuerden que estamos hablando de un film con criaturas clonadas mediante el ADN de un mosquito petrificado). Todo cobra sentido y mantiene una lógica; no vemos a dinosaurios hablando con las personas, ni a gimnastas pelear contra raptors. Se podría decir que el problema esta bien planteado y bien resuelto.
Mención aparte se le debe a la parte artística y a la visual del film. Los dinosaurios están muy bien hechos (dejándome la duda si intercalaron CGI y animatronics, ya que algunas tomas de cerca son muy reales) siendo un punto destacado y bien explotado por la puesta en escena de la película. La dirección es correcta y alterna cámaras cruzadas con paneos y tomas generales (se nota mucho el ojo “Spielbierieano” en varios momentos). Los momentos de tensión son clave y están muy bien filmados por Trevorrow y musicalizados por Michael Giacchino (John Williams está trabajando a full en “Star Wars: Episode VII“), responsable de la banda sonora de muchas producciones de Pixar.
El elenco está compuesto por Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Vincent D’Onofrio, Ty Simpkins, Nick Robinson, Irrfan Khan y B. D. Wong (el único sobreviviente del la primera entrega). Todos están muy bien en sus personajes. Pratt encarna a un anti-héroe, que no es ni un entrenador ni un cazador, sino un experto que trabaja en el parque y entiende la forma de pensar, instintiva por cierto, de los animales (la película juega con esa idea también). La hermosa Bryce Dallas Howard le pone cuerpo a la inescrupulosa directiva del Parque, siendo Irrfan Khan el dueño del mismo y sucesor del legado de John Hammond (cuya frase típica “No hemos reparado en gastos” también aparece, claro esta). Tal vez el punto más flojo del film es que, del elenco original, solo tenemos participación de B. D. Wong (Henry Wu). La producción se podría haber esforzado más para que algunos personajes más importantes tuvieran al menos una merecida participación.
El film es una más que digna secuela, repleta de aventura, caos y muchos dinosaurios, algo que esperamos ver desde hace mucho tiempo. Personajes sólidos, conflictos bien planteados y resueltos con lógicas del universo para el que fueron creados, sin dejar de ser una película que busca entretener y tensionar, respetando de manera infalible a la original que comenzó la franquicia. Se disfruta a grandes escalas y lo más importante es que la nostalgia invade la sala de cine en varios momentos. Recomendable.