Rebelde sin causa
Reconocido y prolífico actor pese a su corta edad (25 años), el galés Roberts debuta como guionista y director en una película que tiene varios aspectos en común con el film que lo lanzó a la consideración internacional: Submarine (2010), de Richard Ayoade.
En su ópera prima, Roberts también es el protagonista, un típico freak lleno de miedos, traumas y angustias adolescentes que es víctima de bullying por parte propios y extraños. Típico relato de iniciación, despertar sexual y desventuras escolares, Just Jim tiene al antihéroe tratando de correr sin suerte carreras de cross country, mientras todo (absolutamente todo) le sale mal. Hasta se le escapa su perro, que parece ser su único compañero fiel.
Pero un día llega al barrio un joven estadounidense a-la-James Dean llamado... Dean (Emile Hirsch), quien le enseñará a ser cool; es decir, a vestirse y peinarse mejor, a golpear a quienes se burlan de él, a encarar a las chicas (le gusta una con peinado moderno y teñido al rojo). Claro que el arribo del chico rebelde al lugar y a su vida puede ser un arma de doble filo (no vale la pena adelantar nada).
Rodada en su pueblo natal (Maesycwmmer) y hasta en la escuela donde estudió, Just Jim se acerca mucho al retrato autobiográfico y, en ese sentido, la mirada de Roberts no es para nada condescendiente sino al borde de la autoflagelación. De todas maneras, el tono leve, zumbón, con un humor físico a-la-Keaton, convierten a este film (que tiene más buenos momentos que de los otros) en un muy auspicioso debut al que vale la pena darle una oportunidad.