Una historia ambientada en un tiempo sin tiempo. El universo de un joven que adolece de todo en medio de una época en la que las definiciones son necesarias y hasta claves para lograr fortalecerse.
El realizador Craig Roberts, en su ópera prima “Just Jim” (Inglaterra, 2015), que también protagoniza y además es responsable el guión, dirige una de esas películas en las que la capacidad de observación y el detalle minucioso con el que se describe el mundo son mucho más potentes que la historia y la narración.
Reposando la mirada en Jim (Roberts), o sólo Jim, como alude el título, podremos conocer el infierno diario al que el protagonista es sometido dentro y fuera de su hogar.
En el colegio es víctima del rechazo y la burla de todos sus compañeros, y en su casa es apenas percibido por su hermana y sus padres, quienes además mantienen un excéntrico modo de vida que choca con sus inquietudes.
Su habitación está detenida en el tiempo, con paredes llenas de humedad que contienen cada uno de sus sueños, sus anhelos y sus ganas de ser tenido en cuenta, de dejar de ser invisible para la gente que lo rodea.
Un día, inesperadamente, llega a la casa de al lado un joven llamado Dean (Emile Hirsch), con una impronta completamente a la suya, pero que termina siendo aquel que lo ubicará en el mundo en el lugar que él lo necesita.
Forjando una incipiente amistad, o al menos eso cree Jim, la relación que detalla Roberts es como un camino iniciático de transformación para que el joven de aislado pase a ser de un momento a otro el más popular de todos
En ese camino, que comienza a la mitad del metraje, el director logra a través del detalle, el poder empatizar con el avance y crecimiento de Jim, que de looser pasa a ganador siguiendo cada uno de los consejos de Dean.
La habilidad de Roberts en la historia de “Just Jim” es el poder a minutos del final dar un giro que cambia el rumbo de cada uno de los personajes y que ubican al filme en otro regristro. Si en una primera etapa el guión maneja el drama de Jim y su vida, relegada al maltrato y destrato de su contexto, el resto del filme, luego de la llegada de Dean y su transformación es absorbido por una tensión y un suspenso digno del mejor filme de Hitchcok o De Palma, logrando niveles absolutos de ansiedad para esperar la resolución y la llegada del final.
Esta prometedora historia nos hace querer seguir los pasos del director, que además de la habilidad y novedad del guión, logra a través de la dirección sumar información a la historia con cada movimiento de cámara y puesta que logra de las escenas.
El zoom in para destacar y enfatizar ideas, la ensoñación de las secuencias oníricas (marcadas por el agua como punto de unión) y la atmósfera enrarecida a partir de la obsesión por no anclar en tiempo y época el relato hacen de “Just Jim” una agradable sorpresa en las carteleras.