Dieciocho años de preguntas
Justicia Final (Conviction, 2010) funciona. Además de estar basada en una historia real, factor que a veces impacta más, la trama fluye y se desenvuelve capturando al espectador en una historia que ya de por sí sola es atrapante y peculiar. Dirigida por Tony Goldwyn ?más conocido por su rol en Ghost? el film tiene recursos eficaces que adentran al espectador en la trama con una calidez humana difícil de imaginar para un relato enmarcado por un asesinato.
Dos hermanos, Betty Anne y Kenny Waters (Hilary Swank y Sam Rockwell). Él es acusado de un asesinato que dice no haber cometido. Tras haber sido condenado a cadena perpetua y no poder apelar más, Betty Anne comienza a estudiar abogacía para poder salirle de abogada y encontrar evidencias nuevas que demuestren su inocencia. A partir de allí, se ve una Betty Anne casada y con dos hijos que dedica 18 años de su vida a tratar de liberar a su hermano. El eje de la película es el sacrificio obsesivo de ella creyendo de forma ciega en él, sin cuestionar su inocencia en ningún momento. Hasta cuando la culpabilidad de él parece indudable.
En ciertas oportunidades, la ingenuidad en Betty Anne se instala de forma terca y hasta parece carecer de sentido. Pero a pesar de todos los obstáculos judiciales a los que ella se enfrenta, persiste. El querer saber si el hermano cometió el crimen o no y el no saber cómo funcionará el sistema judicial al final, es lo que retiene al espectador hasta que los créditos aparecen.
La película se desarrolla a lo largo de 18 años, sin contar los flashbacks a la infancia de los protagonistas. Este recurso está bien utilizado y ayuda a entender la relación entre los hermanos, indagando los orígenes de ésta y explicando el encaprichamiento intenso de Betty Anne. No se abusa de los flashbacks. Otro recurso con respecto al tiempo es el uso del maquillaje para avejentar a los actores. Muchas veces, perjudica al film más que darle realismo, pero en Justicia Final le otorga mayor credibilidad y una noción más certera de la demora del proceso legal. La historia individual de los personajes va sufriendo cambios, junto con sus personalidades y su físico. El maquillaje, en este caso, no sólo ilustra el paso del tiempo, sino el bienestar o no del personaje. Un caso claro es el de Juliette Lewis que encarna a Roseanna Perry, uno de los testigos en contra de Kenny; y mismo Kenny, donde el cambio físico connota un gran desgaste anímico.
Muchas veces se teme que las películas que están rodeadas por la duda tengan un final abierto. El espectador sabrá si Betty Anne defendió erróneamente a su hermano o no y el resultado de esta defensa. La historia verídica que se narra en Justicia Final cierra, el caso de Kenny Waters queda con una respuesta latente.