Enzo se reencuentra en su casa con un viejo amigo, compañero de orquesta, a quien no veía hacía más de diez años. Pronto irá descubriendo que este misterioso encuentro tiene lugar en el día de su muerte.... En realidad, ambos están muertos y son testigos de las vivencias de la familia de Enzo ante el hecho concreto de su deceso. El amigo, como muerto con experiencia, le aconseja abandonar el lugar y no enterarse de las dolorosas realidades que se destaparán ante su partida definitiva entre las cuales se vislumbra, quizá como la más cruel de todas, la posibilidad del olvido. Pero la curiosidad es más fuerte y decide quedarse.