Antes de decidir ver Juventud hay que tener en cuenta que nos encontramos ante un film que no es para todos los paladares ya que el director italiano Paolo Sorrentino, quien viene con un Oscar bajo el brazo por La grande belleza (2013), propone una narrativa muy particular que mezcla tiempos dinámicos con pausas pronunciadas.
Si te gustó su galardonada obra, y si esta propuesta te atrae, no vas a salir decepcionado ni un poco ya que Juventud es una magnífica película.
Arrancando desde la ironía del título, los dos protagonistas se encuentran en un hotel/spa de lujo en los Alpes en el ocaso de su vida queriendo hacer un repaso por su pasado sin poder recordarlo con claridad, lo que hace que la perspectiva del presente se les nuble de problemas.
Así es como encontramos a Michael Caine y Harvey Keitel en dos soberbias actuaciones que logran transmitir muy bien lo que están atravesando.
Asimismo, ese hotel medio bizarro en el cual estos dos mejores amigos se encuentran aloja a una gran gama de personajes secundarios que van desde la hija de uno de ellos en pleno divorcio (Rachel Weisz), un exitoso actor de Hollywood quien no quiere que se lo reconozca únicamente por haber protagonizado un blockbuster (Paul Dano) y el mismísimo Diego Maradona, aunque sin mención directa por obvias legalidades, interpretado por el actor argentino Roly Serrano.
También hay un cameo espectacular de Jane Fonda.
Reflexiones sobre la vida, la muerte y el lugar de los afectos es la base para todo el relato en un guión con diálogos muy certeros e ingeniosos.
La fotografía también cautiva porque resalta ese ambiente natural propio de un cuadro y otras escenas un tanto más oníricas.
Juventud es un film que vale la pena experimentar. Es diferente. Es buen cine.