Colgar chaqueta, descolgar chaqueta…
En los años `80, John G. Avildsen estrenaba Karate Kid. Protagonizada por Ralph Maccio y Pat Morita, la película marcó a toda una generación. La frase: “encerar, pulir” del Señor Miyagui (Morita) y la grulla de Daniel Larusso (Maccio) formaron inmediatamente parte de las escenas ineludibles, a la hora de recordar la cinematografía de aquella década.
Existieron tres entregas más, pero sólo Karate Kid II y Karate Kid III fueron protagonizadas por la misma dupla y el mismo director. Pese a que cada una de estas películas iba perdiendo fuerza y encanto, se mantenía el atractivo de la historia. Sin embargo, para 1994 cuando se estrenó El Nuevo Karate Kid -con Morita, pero ahora aleccionando a Hilary Swank- ya no quedaba nada de la esencia de la original. Christopher Cain, su ahora director, le daba un cariz completamente diferente. El relato parecía obsoleto, y no se condescendía con los tiempos que corrían.
Llegamos al 2010, y un nuevo niño se ve obligado a mudarse, ya que su mamá ha sido transferida por la fábrica en la cual trabaja. Sin amigos y en una nueva escuela, debe adaptarse forzosamente a un contexto que le es adverso. Para colmo de males, un grupo de niños lo hostiga a patada limpia. Y ahí es, donde el señor de mantenimiento de su edificio entra en juego. Seguro que hasta aquí la sinopsis les resulta conocida ¿verdad?
Recapitulemos: a partir de ahora, vamos a hablar de Karate Kid, la última versión. Dirigida por Harald Zwart, esta nueva película es protagonizada por Jaden Smith y Jackie Chan. El otrora Señor Miyagui, es reemplazado por el Señor Han, y el niño conflictuado, ya no es Daniel Larusso, sino Dre Parker. La historia ya no se desarrolla en California (EEUU), ni tampoco en Okinawa (Japón). Dre viaja con su madre a la mismísima Beijing (China). Los golpes y patadas que recibe de los chicos malos del colegio, son de kung fu y no de karate. Y cuando el Señor Han le enseña a luchar, para poder defenderse y tener confianza en sí mismo, ya no utiliza la técnica de encerar/pulir, sino la de colgar/descolgar chaqueta.
Karate Kid, es una de las remakes más interesantes que he visto en los últimos años. Sabe muy inteligentemente, adueñarse de ciertas escenas y elementos de la primera versión. Pero cuando introduce secuencias y giros de su propia cosecha, lo hace de forma tal, que enriquece su relato y construye una estructura dramática casi perfecta. Oscila constantemente, entre parecerse y diferenciarse de la original.
La relación entre Dre y el Señor Han, se percibe diferente. Igual de afectuosa que la de Miyagui/ Larusso, pero menos mística si se quiere. Y esto tiene mucho sentido, porque las características de los personajes son muy distintas también. Zwart, conciente del peso que debía afrontar Jackie Chan, optó de entrada en mostrar las diferencias. Si el Señor Miyagui procuraba atrapar una mosca con dos palillos, el Señor Han la mata directamente con un matamoscas. En esta escena- de presentación del personaje- con esa simple acción, se marcan las disparidades entre uno y otro.
Dre, también es bastante diferente a Daniel san. Por un lado, tiene una personalidad más inquieta, más carismática. Juega al básquet, baila, rapea. Larusso era absolutamente querible (confieso que durante muchos años estuve enamorada de él), pero era más bien torpe, tanto física como intelectualmente. De esta diferencia, hecha mano el director para exaltar las habilidades atléticas de Jaden Smith. Karate Kid (2010) cuenta con escenas de kung fu espléndidas, muy bien filmadas. Las coreografías del campeonato se ven súper reales.
Como mencionaba antes, la relación de los personajes principales sienta sus bases no tanto en lo espiritual, sino en el arte del kung fu. Además, no debemos perder de vista, que aunque a los occidentales nos parezca lo mismo, alguien de China es muy distinto a alguien de Japón. Y tampoco es lo mismo, un adolescente italo-americano que un niño de doce años afroamericano.
Tres últimos comentarios: la locación no es mera anécdota; China aparece en su riqueza, y la película se encarga de mostrar su geografía y costumbres. Lo segundo, se refiere a las actuaciones de todos los intervinientes. Cada una de ellas logra convencer. Pero por supuesto, Jackie Chan y Jaden Smith se llevan las palmas. Este último, además de mostrar su destreza física, hace gala de un performance de alto calibre. Tercero, ¿Qué sucede con la grulla? Ya no se trata de karate, por lo tanto ya no está. Pero les aseguro que la técnica que la reemplaza, es igual de imperdible.
Quizá, el defecto de Karate Kid sea que en una sola película, quiere abordar tanto la iniciación del protagonista en el kung fu, como su primera experiencia amorosa, con la misma intensidad. De allí que tenga una duración de más de dos horas. Aún así, es absolutamente recomendable, incluso para aquellos que ya no somos tan niños.