Mi obra y yo
En Kartun (el año de Salomé) (2012) los realizadores Mónica Salerno y Hugo Crexell ofrecen el retrato de uno de los dramaturgos y directores más importantes del teatro argentino. A través de una serie de encuentros registrados durante dos años, el documental se convierte en una forma de acceder al personamiento teatral de Mauricio Kartun.
Quienes tuvieron la suerte de pasar por sus clases o alguna de las muchas conferencias que brinda cada año, saben Mauricio Kartun es un artista de discurso magnético. No es difícil sumergirse en su concepción teatral, merced a la forma entre histriónica y llena de humor con la reflexiona sobre su saber y experiencia en el teatro. Rama del arte a la que se dedica desde hace varios años, y con la que consiguió destacarse aquí y en el extranjero. Mónica Salerno y Hugo Crexell tienen un primer gran mérito en su documental: haber permitido que esa cualidad discursiva se plasme en el dispositivo audiovisual.
Kartun (el año de Salomé) se centra en el proceso creativo que culminó con el estreno de la obra Salomé de Chacra, pero al mismo tiempo sirve de excusa para repasar los procedimientos creativos del autor, que exceden a la concreción de esta pieza. Lo testimonios (a veces introducidos con preguntas directas a Kartun y a los intérpretes de la obra) son registrados en un acotado número de espacios: el estudio en donde dicta clases, la sala Cunill Cabanellas del Teatro General San Martín, el Teatro del Pueblo, las casa del teatrista en Capital Federal y la que tiene en Cariló.
Tanto para el espectador “teatrero” como para aquel menos adepto al teatro, este documental es una oportunidad para conocer y/o ampliar las ideas vinculadas a cómo Kartun concibe a la escritura dramática. Son fundamentales sus nociones sobre la “imagen generadora”, sobre la que dice: “Es un gajo que tiene la posibilidad de transformarse en una planta”. Una metáfora más que pertinente, porque se vincula a su pasión por la jardinería. Actividad que aparece registrada con detenimiento, al igual que el armado de un archivo de fotos; tarea que también es indispensable para pensar su poética.
Kartun (el año de Salomé) cumple con una de las premisas de los documentales destinados a explorar una personalidad y, en consecuencia, un imaginario: lejos de replegarse en un grupo de nociones, las amplía a medida que más conocemos al sujeto que las enuncia. Una interesante comunión entre el cine y el teatro.