Sin rumbo claro.
Es difícil contar sobre qué trata Kékszakállú –cuya traducción sería Barba Azul–, ya que la película en sí misma no tiene una historia definida, es decir: la cinta trata sobre un par de mujeres a las cuales su modo de vivir las tiene bastante aburridas, y quizás todo esto se deba principalmente al hecho de que su director haya filmado la cinta sin guión, grabando una parte en Argentina y otra en Uruguay, y luego juntando todo como una especie de requeche sin sabor. El resultado está a la vista.
Sin lugar a dudas Kékszakállú es una de las películas más pretenciosas y sobre todo aburridas que se hayan filmado en los últimos tiempos. Los personajes de esta propuesta son tan irreales, tan vacíos y tan faltos de sustancia que ponen los pelos de punta probando la paciencia del espectador al verlos en escena.
Las acciones realizadas por los protagonistas son inmanentes al sueño que provocan, podemos ser testigos durante 72 eternos minutos de como los personajes realizan actos tan trascendentes como: probarse ropa, manejar –y chocar– sus autos (de alta gama, obvio), decidir si comer mariscos o sushi, probarse ropa, irse de vacaciones, pulir sus tablas de surf, pintar sus tacos de polo, y un largo etcétera en esta eterna oda burguesa al snobismo.
Ya sabemos que el dinero no da la felicidad, si ese era el mensaje de la cinta, ¿era necesario contar esta historia de forma tan aburrida? Tantas formas de narrar una trama, sin caer en el tedio de un rompecabezas donde ninguna pieza encaja.
Por suerte, esta cinta nos ofrece una fotografía espléndida, y unas tomas filmadas con luz natural que son un deleite a la retina, pero es que al fin y al cabo algo bueno debía de ofrecer esta propuesta.
Conclusión:
No quedan dudas de que Kékszakállú es una propuesta floja por donde se la mire. Mas allá de la fotografía, no se salva ningún aspecto de esta producción tan plúmbea, soporífera e insoportable, a tal punto que quien redacta esta crítica se pone de mal humor pensando en todo lo que pudo haber hecho durante esa hora y doce minutos de vida perdidos visionando esta cinta.