Tras varios retrasos y una polémica gigante desatada por el estreno en la plataforma HBO MAX, finalmente llegó Wonder Woman 1984. nmarcada en la mejor década de la historia de la humanidad, Wonder Woman 1984 presenta a una Diana Prince (Gal Gadot) solitaria que reparte su tiempo entre el trabajo en un museo y su deber como superheroína. Las cosas se complicarán cuando una piedra que concede deseos pone al mundo al borde de una guerra nuclear. Wonder Woman 1984 en 2020 wonder woman 1984 crítica wonder woman 1984Cuando Wonder Woman llegó a los cines en 2017 fue un éxito tanto en crítica como en taquilla, por lo que la vara respecto a su secuela directa estaba muy alta y las expectativas no hacían más que crecer conforme la fecha se iba postergando. Sin embargo, a la vez que se iba liberando más y más material promocional, con demasiados spoilers a través de trailers e imágenes, el interés por la película se comenzó a diluir. Pero el mayor problema de Wonder Woman 1984 no fue el asfixiante material promocional, sino sus primeros compases: me refiero a la infame escena del centro comercial. Jenkins al parecer se olvidó que su película, si bien está ambientada en 1984, no es de ese año. La persecución y todo lo que ocurre alrededor de la misma da un poco de vergüenza ajena. Así mismo, los efectos especiales adolecen del mismo problema y se sienten insultantemente viejos para una película de 2020. Es que ver a amazonas saltando entre plataformas como si fueran muñecos de cinemáticas de la época de PlayStation 2, sin una física realista ni acorde al movimiento que realizan, resulta un tanto decepcionante. Decir adiós es crecer los villanos de wonder woman 84 wonder woman 1984 Wonder Woman 1984 quizás adolezca de la falta de escenas de acción en abundancia, pero a su favor cuenta con una Kristen Wiig esplendida pasando de un registro de comedia a una villana felina sin problemas. Y no se puede dejar de destacar a Pedro Pascal: el actor chileno en estado de gracia nos recuerda a Nicolas Cage en los momentos de éxtasis de su personaje. Si dejamos de lado los pobres efectos especiales, hay varias razones para sostener que Wonder Woman 1984 narrativamente supera a su predecesora. No solo porque esta vez Patty Jenkins haya tomado la gran decisión de abandonar el uso de cámara lenta en cada escena de acción o porque cuenta con una escena post-créditos increíble y emocionante, sino porque decide tomar una historia sobre el deseo y transfigurarla en un mensaje optimista y esperanzador. En un contexto a nivel global donde reina el pesimismo, el individualismo y la idea estúpida de reducir el concepto de libertad al hecho de poder salir o no de casa hasta tarde, debemos agradecer a Jenkins por brindar una historia que nos recuerde que siempre la solidaridad es más importante que el egoísmo. Al fin y al cabo, soltar es la única manera de seguir adelante y siempre va a ser mas gratificante pensar en los demás que en uno mismo. Claro está que Wonder Woman 1984 no es una obra maestra pero no deja de resultar interesante el hecho de que los comentarios hacia la película hayan sido nefastos, al igual que ocurrió con Birds of Prey. Curioso, cuanto menos, si tenemos en cuenta que películas de dudosa calidad como Liga de la Justicia o Escuadrón Suicida tienen más defensores. No estoy a favor del reduccionista «odian las películas porque son mujeres», aunque se empieza a vislumbrar un patrón de conducta si recordamos que a Capitana Marvel le pasó lo mismo hace un par de años.
Tenet nos propone un recorrido al mejor estilo Bond, una trama de espionaje alrededor del mundo pero con viajes en el tiempo, fundamentos científicos curiosos, paradojas temporales y demasiadas explicaciones para que nadie se quede sin entender la propuesta casi lúdica del cineasta británico. If I could turn back time crítica tenet nolan tenet«Muchos de los mejores realizadores y estrellas de la industria se fueron a dormir trabajando para el mejor estudio de cine y amanecieron trabajando para el peor servicio de streaming», disparó Nolan en las últimas semanas en medio de un nuevo capítulo en la guerra contra el streaming. En ese fuego cruzado, aquellos que no pudimos ver Tenet en cines aprovechamos la coyuntura para hacerlo, aunque claro está que la mejor manera de disfrutarla es en la pantalla más grande posible. Podríamos afirmar que Tenet es una suerte de Inception pero elevada a su máxima potencia, llena de vitaminas y minerales que no da respiro en ningún momento. A raíz de esto, la cinta termina perdiendo esa prestancia que Nolan suele tener a la hora de narrar. El problema yace en que Tenet está editada de tal forma que termina brindando la sensación de que todo ocurre de forma apresurada. El metraje se compone de una escena de acción tras otra, concatenadas con prisa, dándonos apenas respiro, como si se quisiera llegar al final de la trama raudamente. Similar a cuando alguien tiene mucho para decir, pero no cuenta con el tiempo suficiente para hacerlo. La duración de Tenet es menor que la de Interestelar o la de Inception. Si Nolan, hace unos años, nos tuvo casi tres horas siendo testigos de una historia con base en la ecología, en la paternidad, sus fobias y su preocupación por el medioambiente, el metraje de Tenet se podría haber estirado sin problemas unos cuantos minutos más, serían una gota en el océano de esos 150 minutos totales. Ya que mencionamos a la ecología, Tenet -al igual que Interestelar– cuenta con un gran mensaje a favor del cuidado del planeta. Sin entrar en spoilers y de forma sucinta, podemos adelantar que todo el conflicto planteado tiene base en la falta de cuidado del medioambiente y en la poca preocupación del ser humano por la Tierra. Un mensaje acertado, teniendo en cuenta que el planeta cada vez nos pasa más factura mediante el cambio climático. Entender Tenet explicación tenet tenet Se han despertado toda clases de comentarios aduciendo que Tenet es una película complicada, borrascosa, difícil de seguir e incluso inentendible, pero lo cierto es que otras propuestas de Nolan tales como Memento, Inception o Following, son más complicadas a la hora de seguir el hilo de la trama. Tenet es una suerte de rompecabezas donde todas las partes del puzzle están sobre la mesa, pero depende del espectador prestar la suficiente atención para poder armarlo sin mayor dificultad. El problema se encuentra en que la mayoría de la gente se preocupa más por armar ese rompecabezas que en disfrutar del viaje; y aunque el guion esté plagado de explicaciones literales sobre lo que está pasando en la trama, se terminan perdiendo en los juegos narrativos propuestos. Quizás esto se deba a que en el cine mainstream, Nolan resulta ser el director más original de toda la parrilla, el único que intenta hacer “cine de autor” a través de propuestas que si bien son blockbusters no dejan de tener su sello propio. En una época donde priman las precuelas, secuelas, remakes y pantallas verdes, es encomiable que Nolan intente hacer algo diferente, tal como reventar un avión de tamaño real contra un depósito mientras arrastra autos de alta gama en su camino. Tenet entonces resulta una producción super recomendable, su sincretismo entre el cine de espionaje pochoclero, ciencia ficción y paradojas temporales termina dando por resultado una propuesta de cine puro. A Nolan se le podrán cuestionar muchas cosas, pero no saber filmar de forma inteligente a la vez que entretenida, no es una de ellas.
Al circo no lo puedes parar. El Circo Pobre de Timoteo cuenta la historia del comediante Timoteo, líder y dueño de un circo show transformista que ha estado de gira por Chile durante cuarenta años. Lamentablemente, hoy en día Timoteo no cuenta con una gran salud debido a su avanzada edad y a una enfermedad compleja que lo aqueja, por lo que se pone en duda la continuidad del circo. Debido a esto, al resto de los integrantes les preocupa que finalmente las carpas del circo no vuelvan a ser levantadas nunca más, lo que implicaría no solamente el final del trabajo sino también de la familia que ellos han formado durante décadas. Pequeños conflictos diarios muestran el día a día del comediante Timoteo, mientras se debate el posible final del circo o la continuidad de mismo. Un documental sin contexto: Dirigido por Lorena Giachino, El Gran Circo Pobre de Timoteo presenta un escenario bastante particular: un circo transformista ampliamente popular en Chile. Pasando por alto la baja calidad técnica del documental, debemos reprocharle a la directora el hecho de que nos inserta directamente en el día a día de Timoteo sin poner en contexto la situación que están viviendo los protagonistas, ni tampoco nos narra un poco de historia acerca del mismo. Por este motivo, es bastante difícil conectar con los protagonistas al tener que averiguar entre las charlas qué es lo que está ocurriendo. Al ser un documental de observación, el filme carece de entrevistas: el contexto se nos es narrado escena tras escena, algo que llega a jugarle en contra. Todo se dificulta más si tenemos en cuenta que el audio del documental no es demasiado bueno, y para el oído no acostumbrado al siempre complicado acento chileno, hay detalles que se escapan, marcando la diferencia entre conectar o no con los personajes. Una verdadera lástima. Una gran familia circense: Afortunadamente, los protagonistas tienen el suficiente carisma para lograr que el espectador se interese por lo que acontece en el mundo del Circo Show Timoteo. Es que se nos presenta un contraste bastante interesante: por un lado presenciamos cómo los artistas brindan alegría a los que asisten a las funciones del circo, y por el otro lado, observamos a Timoteo enfrentarse a los problemas cotidianos. Pequeños conflictos que van desde la tortuosa instalación de la nueva carpa del circo, pasando por los problemas económicos, la falta de público, el mal clima, e incluso problemas con la electricidad; situaciones que aquejan a cualquier familia, en este caso, a una gran familia circense. Conclusión: El Gran Circo Pobre de Timoteo es un documental tan pequeño que resulta intrascendente. Si el espectador logra conectar y empatizar con los carismáticos protagonistas, seguramente disfrutará conociendo de este mundo bastante particular. Por el contrario, si no se logra sentir atracción por la historia, únicamente verá una serie de secuencias con un audio bastante malo.
Y el ganador es… Sabemos que se entregan una cantidad impresionante de premios, en todos los rubros posibles, en todos los ámbitos de todas las profesiones. Es por eso que Néstor Frenkel nos trae Los Ganadores, un documental en el que conoceremos toda la movida que existe detrás de estos galardones, llegando algunos –la mayoría, para ser honestos– a ser bastante curiosos. Tanto como lo son sus vencedores. Sí, es verdad, es un tanto hipócrita decir que nos reímos con ellos. A veces es todo lo contrario: nos reímos de ellos, de aquellos premiados que tan orgullosamente muestran su logro como si de un reconocimiento de magnitud estratosférica se tratase. Uno de los puntos fuertes de Los Ganadores es el abordaje propuesto por el director. Si bien la cinta arranca como un documental cargado de humor, el film poco a poco va girando hacia un lado más bizarro e introspectivo, haciendo a un costado las risas y cediéndole el paso a la reflexión. Es que los personajes entrevistados por el director son tan curiosos y peculiares como entrañables. En Los Ganadores conoceremos todo lo que ocurre detrás de escena en estas entregas de premios, situando el ojo particularmente sobre un locutor y conductor de televisión que ha sido multipremiado, y que es quien organiza y entrega el premio Estampas de Buenos Aires, un reconocimiento a los programas de radio con una diversidad increíble de rubros. Tanto es así que los premios entregados llegan a ser 250. Una locura. Conclusión: Los Ganadores maneja muy bien el humor sin llegar a ser un documental netamente cómico. El enfoque de Frenkel brinda un espacio para la reflexión una vez que dejamos de lado las risas: la necesidad de ser reconocido, la ambición por coleccionar trofeos sin más valor que un efímero sentimiento de satisfacción una vez obtenido el premio, y tantas otras aristas más que se desprenden de este documental que, aunque con sus falencias, termina siendo absolutamente recomendable.
Yo formé parte de un ejército loco. Nuevamente el director Rodrigo Fernández Engler sitúa la lente de su cámara sobre el conflicto bélico de las Islas Malvinas para traernos Soldado argentino sólo conocido por Dios. En la cinta conoceremos a dos jóvenes cordobeses, los cuales son enviados a una de las guerras más absurdas de la historia mundial: la Guerra de Malvinas. Allí conocerán el horror del que es capaz el ser humano y la heroicidad de la gente común. Soldado argentino sólo conocido por Dios está basada de forma muy vaga en un hecho real: la leyenda del soldado Pedro. Según este mito, cuando Argentina perdía la batalla de Puerto Argentino, y de esta forma irremediablemente la guerra, un soldado vernáculo decidió hacer frente a la embestida inglesa, aguantando todo lo que pudo mientras el resto de los combatientes argentinos emprendía la retirada, resistiendo hasta la muerte, y siendo enterrado como un NN en las islas. Hay varias versiones sobre esta misma leyenda, pero el común denominador entre todas ellas es la heroicidad de Pedro –nombre puesto por los ingleses–, una especie de súper soldado argentino que hizo frente a todos y murió como héroe (o superhéroe). El director tomó esta fábula para su película, teniendo como base solamente la leyenda en sí misma, y agregando los personajes y demás. Si bien los combates plasmados en pantalla existieron y el mito es cierto, todo el resto es fantasía. La Guerra de Malvinas afectó no solamente a los combatientes, sino a todo el pueblo argentino en general. Un tema muy bien trabajado y planteado durante la trama, tanto en las escenas de combate como en los igualmente logrados momentos dramáticos más íntimos y personales. Sin caer en el golpe bajo o sentimentalismo fácil, un gran acierto por parte de su director. Conclusión: Soldado argentino sólo conocido por Dios es una buena propuesta bélica nacional. No esperen ver demasiados combates -de hecho casi no hay- pero los plasmados en pantalla están muy bien realizados. La cinta tiene un buen ritmo, los actores componen personajes interesantes –y sobre todo creíbles– y el enfoque de Fernández Engler sobre este conflicto bélico termina resultado acertado.
Donde habita el mal. La Presencia nos presenta un escenario bastante conocido en el mundo del cine de terror: dos personas de ciencia que afirman no creer en nada mas allá de lo que no puedan probar mediante métodos científicos y palpables, que deciden unirse a una persona que sí cree en que existe un mundo que escapa a nuestra capacidad de visión. Obviamente todo esto cambiará cuando sean testigos de que sí hay algo sobrenatural, algo que no se puede probar, pero que existe allí, aunque no se pueda ver. Antes que nada debemos aclarar algo que es de suma importancia: La Presencia es un film malísimo, una película de terror tan mala que termina siendo absolutamente buena y entretenida, algo así como lo que ocurrió con la cinta vernácula de culto Un Buen Día o el clásico Plan 9 From Outer Space. Dirigida por Jason Stutter y protagonizada por Laura Petersen, Jed Brophy y Jeffrey Thomas, La Presencia cuenta con una puesta de corte teatral, donde todo se desarrolla en la casa donde mora aquel espíritu maligno. Para deleite de aquellos que disfrutan de producciones un tanto bizarras: cuando los protagonistas se encuentran en la parte exterior de la casa, podemos apreciar como una extraña sensación de pantalla verde invade nuestra retina, algo que llama bastante la atención debido a que es solamente el exterior de una casa. En el apartado actoral, solamente podemos afirmar de forma taxativa que las actuaciones son horribles: los actores son tan duros como el piso de la casa embrujada y en ningún momento logramos creer que esas personas son policías, científicos o una médium. Si bien el guion conoce sus limitaciones, no deja de ser un libreto pobre en calidad, pero rico en diversión. Todo esto sumado a una montaje de bajísima calidad, una fotografía bastante mala, pero que cuenta con un final que nos deja pensando: ¿vimos una bazofia o una obra maestra?. Como dato de color, vale destacar que la cinta está basada en una leyenda urbana sobre una casa embrujada en Otago, una comunidad campestre en Nueva Zelanda. Durante la preproducción de La Presencia, los realizadores de la película decidieron visitar la verdadera casa “embrujada”, y afirmaron que durante su estadía en aquel lugar tuvieron problemas con el equipo de filmación, además de contar con una puerta entreabierta a pesar de tener dos trabas que la cerraban. Conclusión: Como dijimos antes, La Presencia es una cinta de terror tan mala que termina resultando buena: pésimas actuaciones, horribles efectos especiales, una pobre edición, un guion que adolece de sentido, y un buen final. Son los ingredientes de un cóctel que terminan brindando 80 minutos de diversión y dejando al espectador con un buen sabor de boca. Si disfrutan del terror falopa, esta es su película.
Luna roja, sobre el mar negro. Moonlight nos presenta a Chiron, un nene con problemas para relacionarse en un difícil barrio de Miami. Por esas cosas de la vida se cruza en el camino de Juan (Mahershala Ali), un cubano exiliado quien oficiará de padre sustituto, mientras el pequeño aprende a hacerle frente a las adversidades. La cinta está dividida en tres capítulos, los cuales cuentan tres etapas de la vida de Chiron: niñez (Little), adolescencia (Chiron) y adultez (Black). En cada uno de ellos, Chiron está interpretado de gran forma por Alex Hibbert, Ashton Sanders y Trevante Rhodes respectivamente. Los movimientos de cámara y planos cortos hacen que nos compenetremos de forma directa con Chiron, por lo que la cinta se convierte en un retrato íntimo de la transformación de un pequeño con problemas de integración a un adulto que, a pesar del paso del tiempo, sigue buscando su lugar en el mundo. A pesar de que el metraje de Moonlight ronda las dos horas, su duración no se siente en absoluto. La gran dirección a cargo de Jenkins nos permite involucrarnos con el protagonista, sumergiéndonos en la historia apenas transcurridos los primeros compases del primer acto. Sin embargo, a pesar de la brillantez de los dos primeros capítulos, el tercero -el cual narra la adultez de Chiron- se siente un poco estirado, dejando la sensación de que le sobran algunos minutos, prolongados con escenas bastante superfluas. Si bien no deja de ser interesante, carece de fuste comparado con los dos primeros capítulos de esta historia. Conclusión: Moonlight, es sin lugar a dudas una de las propuestas dramáticas más interesantes en lo que va del año. Una historia narrada de forma magistral, brillantes actuaciones, planos y movimientos de cámara que exprimen al máximo el drama -y no drama- del relato. La decisión de haberla elegido como apertura de la Competencia Internacional fue acertada y es una gran candidata en su categoría. Totalmente recomendable.
Te llevo para que me lleves. Moana: Un Mar de Aventuras nos regresa en el tiempo dos mil años, antes de que las islas del pacifico Motu Nui formasen parte de la geografía chilena. En aquellas islas, una joven llamada Moana tendrá la difícil tarea de buscar a Maui, un antiguo semidiós, culpable de que los atolones donde habita su tribu se sumerjan en un caos ecológico. Antes de hacer mención a cualquier otra arista de Moana: Un Mar de Aventuras, nos vemos en la obligación de descarta su apartado óptico. La nueva cinta de Disney es un espectáculo visual y sonoro, las escenas que ocurren en el mar –y lugares más allá del mar– son una caricia a la retina, y en estos tiempos donde los efectos visuales son un estándar en materia de superproducciones y no sorprenden, esta cinta deja boquiabierto al espectador por la espectacularidad de las luces y animaciones. Tuve la fortuna de visionar una copia con las voces originales de los actores, destacándose el increíble trabajo vocal de la joven Auli’i Cravalho, quien interpreta a Moana y entona la demoledora canción How Far I’ll Go, leitmotiv del film con nominación a los Globos de Oro (que probablemente también logre una nominación al Oscar). Sobresale además Dwayne Johnson, quien afinó sus cuerdas vocales para ponerle la voz a Maui, el semidiós, y además se despacha con una gran canción titulada You’re Welcome. Para esta producción, Disney decidió realizar una suerte de tabula rasa, esta vez la protagonista no es parte de la realeza, ni rubia de ojos claros. Moana es morocha de ojos marrones, cabellera ruluda, no es princesa, sino que es hija del jefe de la tribu maorí a la cual pertenece. Además, la cinta plasma la idea de no temerle a lo desconocido, y sobre todo, lo importante que es descubrir nuestros orígenes y respetarlos, porque somos de donde somos y hay que estar orgullosos de ello, así como Moana se embarca en una travesía por el desconocido mar, el cual puede ser la vida misma. Moana: Un Mar de Aventuras no le escapa a los típicos clichés que se encuentran en toda película de Disney: los bajones predecibles, aparente rendición y demás tópicos cantados de antemano, siempre presentes en los mismos momentos en casi todos los relatos de la factoría. Afortunadamente en esta oportunidad se disimula mejor, debido a que la película cuenta con divertidas referencias a Mad Max, Waterworld, al videojuego Shadow of the Colossus y a otras películas clásicas de la casa del ratón. Como curiosidad cabe destacar que en varios países de Europa tales como España, Italia, Portugal, Noruega y una larga lista más de naciones, el nombre original del film de Disney fue cambiado a Vaiana, Vajana e inclusive Oceanía. La razón para el cambio de identidad de la cinta en Italia se debe al hecho de que la protagonista de Moana: Un Mar de Aventuras lleva el mismo nombre que Moana Pozzi, una actriz porno italiana muy conocida en el país tano que murió de forma repentina dejando atrás de ella un legado de misterio, dudas acerca de si su deceso fue urdido por la propia actriz, además de varias cintas condicionadas para adultos. Mientras que en los otros países donde fue trocado el nombre se debió a que Moana es una marca registrada de un gel. Conclusión: Moana: Un Mar de Aventuras es todo un acontecimiento visual y sonoro. Las canciones originales son fantásticas en su mayoría –al menos en su idioma original– y quedan dando vueltas en la cabeza del espectador durante un buen tiempo, lejos de las insoportables melodías de Frozen. Su aparto visual es increíble, y los personajes concebidos son totalmente geniales. Un entretenimiento de principio a fin, y sin lugar a dudas una de las mejores películas de Disney en toda su historia.
Sin rumbo claro. Es difícil contar sobre qué trata Kékszakállú –cuya traducción sería Barba Azul–, ya que la película en sí misma no tiene una historia definida, es decir: la cinta trata sobre un par de mujeres a las cuales su modo de vivir las tiene bastante aburridas, y quizás todo esto se deba principalmente al hecho de que su director haya filmado la cinta sin guión, grabando una parte en Argentina y otra en Uruguay, y luego juntando todo como una especie de requeche sin sabor. El resultado está a la vista. Sin lugar a dudas Kékszakállú es una de las películas más pretenciosas y sobre todo aburridas que se hayan filmado en los últimos tiempos. Los personajes de esta propuesta son tan irreales, tan vacíos y tan faltos de sustancia que ponen los pelos de punta probando la paciencia del espectador al verlos en escena. Las acciones realizadas por los protagonistas son inmanentes al sueño que provocan, podemos ser testigos durante 72 eternos minutos de como los personajes realizan actos tan trascendentes como: probarse ropa, manejar –y chocar– sus autos (de alta gama, obvio), decidir si comer mariscos o sushi, probarse ropa, irse de vacaciones, pulir sus tablas de surf, pintar sus tacos de polo, y un largo etcétera en esta eterna oda burguesa al snobismo. Ya sabemos que el dinero no da la felicidad, si ese era el mensaje de la cinta, ¿era necesario contar esta historia de forma tan aburrida? Tantas formas de narrar una trama, sin caer en el tedio de un rompecabezas donde ninguna pieza encaja. Por suerte, esta cinta nos ofrece una fotografía espléndida, y unas tomas filmadas con luz natural que son un deleite a la retina, pero es que al fin y al cabo algo bueno debía de ofrecer esta propuesta. Conclusión: No quedan dudas de que Kékszakállú es una propuesta floja por donde se la mire. Mas allá de la fotografía, no se salva ningún aspecto de esta producción tan plúmbea, soporífera e insoportable, a tal punto que quien redacta esta crítica se pone de mal humor pensando en todo lo que pudo haber hecho durante esa hora y doce minutos de vida perdidos visionando esta cinta.
Bicho de ciudad. Fuga de la Patagonia nos sitúa en las postrimerías del siglo XIX, 1879 para ser más precisos, el perito Francisco Pascasio Moreno, encargado de cartografiar los inexplorados –por el hombre blanco– territorios de la Patagonia, es tomado prisionero por la tribu mapuche. A pesar de la buena relación que existía entre Moreno y el cacique Valentín Sayhueque, el perito es condenado a muerte por el Consejo Mapuche. Es entonces cuando el explorador decide escapar de su certera muerte, pero en su intento de fuga deberá recorrer ríos, bosques, desiertos y enfrentarse al Francisco Sayhueque –hijo del cacique–, quien tiene la misión de capturar nuevamente a Moreno y a otros enemigos impensados. Sin lugar a dudas lo mejor de esta producción son los imponentes paisajes que podemos observar durante el metraje: la belleza de la Patagonia argentina es capturada por la impecable fotografía de la película, y las locaciones pasan a formar parte de la cinta como un protagonista más: el hermoso río de aguas turquesas, los bosques verdes y los desolados desiertos no están ahí únicamente para ser contemplados por los protagonistas. Al leer la sinopsis de Fuga de la Patagonia el espectador puede llegar a pensar que se encuentra frente a una cinta de acción y suspenso, pero lo cierto es que la película cuenta con algunas pocas escenas que nos aceleran el corazón. La cinta se mueve más en la vereda del drama y la aventura, casi recordando a la genial El Renacido de Alejandro González Iñárritu. Y es que nos viene a la memoria la cinta protagonizada por Leonardo DiCaprio debido a las locaciones vistas en la cinta, las duras condiciones que debieron soportar los actores durante el rodaje –hasta cuatro grados en el agua– y sobre todo por la música, aunque la epopeya vivida por Moreno no sea ni por asomo igual de espectacular y dramática que la de Hugh Glass. Pablo Ragoni es quien encarna al explorador bonaerense, su composición del Moreno humanista que grafican los libros, lleno de cuestionamientos sobre las acciones tomadas por el gobierno es absolutamente genial, una interpretación que busca alejarse de la figura del prócer. Si bien la figura del perito Moreno es bastante polémica, el film dirigido por Francisco D’Eufemia y Javier Zevallos no busca ponerse de un lado o del otro, deja que el espectador tome partido y saque sus conclusiones: ¿fue Moreno cómplice de la casi aniquilación sufrida por los pueblos originarios de la Patagonia? ¿O solamente fue parte de la masacre llevada a cabo durante la Campaña del Desierto por su cartografía? Que el espectador decida. Conclusión: Fuga de la Patagonia es una buena propuesta dentro del cine de aventuras con toques dramáticos, la sinopsis nos vende una trama mucho más al estilo western, con la acción que ello implica, pero lo cierto es que no hay demasiados enfrentamientos, y el drama pasa por otro lado. La música, las actuaciones y los paisajes convierten a esta propuesta en una producción diferente que merece ser disfrutada en el cine.