LA ERA DEL SUPERCOMIC
La profusión de films de héroes salidos de la historieta tenía que empezar, en algún momento, a desbordar al género. Tal es el caso de Kick-Ass, que detrás de su marketing de film simpático encierra un oscuro retrato de los héroes y la justicia. Una pesadilla digna del film noir, a pesar del colorido de los trajes.
Tarde o temprano iba a ocurrir. Había tantos films basados en héroes de historietas, un universo de comics tan basto y popular, que era obvio que dichos films en algún momento iban a tener que encontrar nuevos rumbos. Salvando las distancias abismales –sí, soy de otra época– el western fue un género muy popular, con fuertes conexiones con cierta literatura barata que en algún momento dio un salto más allá. Fue el período que Andre Bazin denominó “superwestern” y que puede ser tomado como una mejora o no del género. Lo que sin duda representa es un cambio. Lo cierto es que los géneros evolucionan y no se puede ir siempre por el mismo camino, hay que crear nuevas formas que respeten el sentido original e impliquen a la vez una renovación. Ser clásicos y modernos en algún sentido, ser respetuosos y heréticos a la vez. Los últimos años se han buscado variables, a veces con personajes ya conocidos y con resultados extraordinarios, como Batman, el caballero de la noche, de Christopher Nolan, otras veces agotando los personajes o dando idas y vueltas, como Hulk o El hombre araña. Pero a estas docenas de films más o menos fieles a los superhéroes o héroes del comic, se le han ido sumando lecturas nuevas, raras, autoconcientes, irónicas. Desde heroínas despechadas y con mal carácter, como Uma Thurman en Mi super ex novia, hasta el héroe desganado y desinteresado de Hancock. Sin olvidarnos algunos ejemplos fuera de Estados Unidos, como el film japonés Zebraman, dirigido por Takashi Miike. Kick-Ass vuelve sobre esta nueva mitología del comic para generar una lectura sobre los héroes nueva y clásica a la vez. Un adolescente, uno cualquiera, aunque por supuesto con destino de perdedor, se lanza a ser un héroe, preguntándose, al comienzo del film, acerca de por qué no lo han intentado otros antes. Mientras que otros personajes, como Iron Man, se vuelcan al cinismo porque no pueden lidiar del todo con el concepto del héroe, Kick-Ass retoma la idea tradicional de aquel que cree, del que desea hacer el bien. Aun cuando tenga dilemas de adolescentes, problemas varios y pocas habilidades todavía para ser un gran héroe. El film elige dos caminos habituales de esta nueva etapa del género: el sentido del humor y la autoconciencia, por un lado, y la negrura y la crudeza de un film noir, por el otro. Mientras que el film puede parecer un entretenimiento infantil visto desde sus afiches y su simpática campaña, lo cierto es que se trata de una obra negra, muy violenta, donde los elementos perturbadores la alejan de un entretenimiento liviano y la convierten en un policial negro duro, con una trama compleja y amarga, a pesar del mencionado humor y de los logros del protagonista. Cabría preguntarse, entonces, si se trata de una evolución de los héroes del comic llevados al cine o del policial negro, que luego de pasear por diferentes caminos, decidió volver con todo bajo la máscara de la historieta.