UN DRAMA DE ACCIÓN SIN DRAMATISMO
Si Kingsman, el Servicio Secreto era un correcto prólogo, con algunas secuencias muy divertidas, aunque algo sobrevalorado, y Kingsman: el círculo dorado una secuela que lucía algo repetitiva, King´s Man: el origen es una precuela con algunas ambiciones a priori interesantes. Sin embargo, esas ambiciones suponen unos cuantos riesgos que Matthew Vaughn, realizador de las dos primeras entregas, no consigue eludir, por lo que estamos ante un producto definitivamente fallido.
Para contar las implicancias de la creación de la agencia Kingsman, Vaughn se va hasta principios del Siglo XX, en la época de la Primera Guerra Mundial. El relato se centra en el Duque Orlando Oxford (Ralph Fiennes), quien, tras la trágica pérdida de su esposa, ha prometido -un poco a ella y un poco a sí mismo- proteger a su hijo de todas las calamidades del mundo. Sin embargo, el contexto lo termina arrastrando al centro de la contienda bélica, obligándolo a armar una red de espías y cruzándose en el camino de una conspiración global que involucra a personajes reales como Grigori Rasputín, Gavrilo Princip, Mata Hari, Erik Jan Hanussen y Vladimir Lenin, en una relectura ligeramente juguetona de varios acontecimientos históricos.
Más que un film de acción o un thriller bélico -que en parte lo es-, King´s Man: el origen es un drama paterno-filial, donde el conflicto de fondo es el de un padre tratando de superar el miedo a la pérdida y de cumplir con el deber moral que cree que le corresponde, y el de un hijo empeñado en servir a su país en el campo de batalla, incluso contra los deseos de su progenitor. Eso no está mal -de hecho, va contra las expectativas, lo cual no deja de ser saludable en un contexto de productos cinematográficos extremadamente predecibles-, pero el problema es que Vaughn se muestra incapaz de darle el desarrollo suficiente a los protagonistas para que podamos empatizar con sus dilemas. Posiblemente esto suceda porque Vaughn es, al igual que Zack Snyder y Denis Villeneuve -otros cineastas que son cabales representantes del cine contemporáneo-, un creador de conceptos audiovisuales más que un narrador de historias. Por eso no sorprende que al film le cueste superar la superficialidad estética y las obvias referencias históricas, con una primera hora pesada y vacilante, y una segunda hora vertiginosa pero también rutinaria.
Por suerte, a diferencia de Snyder y Villeneuve, Vaughn posee una dosis saludable de confianza en la comedia directa, yendo un poco más allá de la solemnidad y los guiños cínicos. Por eso se permite construir un puñado de secuencias donde el humor físico y lo lúdico cumplen roles fundamentales, que hacen a la película más llevadera en algunos pasajes. Aún así, eso no alcanza para ocultar lo fallida de la apuesta de King´s Man: el origen, cuyo dramatismo impostado y sus diálogos subrayados lo muestran como un film carente de ideas verdaderamente renovadoras y, por ende, lastimosamente inofensivo.