Kingsman: El servicio secreto integró mi lista de películas favoritas del 2014. Una sátira creativa y graciosa del viejo cine de James Bond, que además fue una buena adaptación del cómic de Dave Gibbons, co- creador de Watchmen.
Por consiguiente, le tenía mucha fe a la continuación, ya que contaba otra vez con la dirección de Matthew Vaughn y reunía prácticamente el mismo elenco.
La nueva entrega si bien ofrece un pasatiempo ameno lamentablemente no está al mismo nivel de la original.
A no confundirse, es divertida y la pasás bien en el cine pero resulta una continuación olvidable que no genera la misma experiencia que la entrega previa.
Creo que Kingsman 2 tuvo el mismo problema que la secuela de Guardianes de la Galaxia, donde los realizadores recopilaron de las críticas todo lo que a la gente le había gustado y lo multiplicaron por diez creyendo que con eso hacían una mejor película.
En el caso de esta producción el director Vaughn, quien además fue guionista, la pifió con una serie de elecciones desafortunadas en el guión y lo que es más triste en el tratamiento de la acción.
Empiezo por el argumento.
Vaughn elimina en los primeros diez minutos, de un modo cruel y chapucero, a varios personajes secundarios que en la película previa contribuyeron a construir el mundo de Kingsman.
El propósito de esta elección se relacionó con el hecho de concentrarse en los nuevos personajes y ahí encontramos uno de los grandes problemas del film.
Todos los nuevos actores que se incorporaron al elenco fueron criminalmente desperdiciados.
Channing Tatum, a diferencia de lo que mostraban las campañas promocionales, tiene una participación muy limitada y lo mismo ocurre con Jeff Bridges y Hally Berry, quienes no aportan nada.
La única nueva figura que logra destacarse un poco más es Pedro Pascal (de la serie Narcos) hasta que el director arruina de un modo inexplicable su personaje en los últimos 10 minutos.
El regreso de Colin Firth también resultó desangelado y salvo por el acto final, donde el film se vuelve un poco más interesante, Vaughn no consigue desarrollar la relación entre el protagonista y su mentor.
Tampoco ayudó la inclusión de una villana débil y olvidable como la que interpreta Julianne Moore, quien resulta muy desperdiciada para tratarse de una artista de su nivel.
A diferencia de Samuel Jackson en el primer film, la actriz tiene muy pocas escenas y nunca resulta una amenaza grave para los protagonistas.
No termino de entender qué pasó con Matthew Vaughn.
En este proyecto construyó una película exageradamente larga cuya duración no tiene razón de ser para el conflicto tonto que presenta. Kingsman cuando no se concentra en la acción se vuelve aburrida con las escenas de humor juvenil que son algo estúpidas.
Entiendo que la gente que celebró la remake de Cazafantasmas pueda engancharse con este tratamiento humorístico, pero la primera película tenía más clase.
Otro campo donde Kingsman 2 decepciona bastante es en el tratamiento de la acción.
En esta oportunidad el director abusó de un modo obsceno de la animación computada y el resultado no es bueno porque la mayoría de las escenas se ven muy artificiales.
Salvo por la persecución inicial que está bien elaborada y mantiene el espíritu del film anterior, el resto de los tiroteos y peleas parecen gráficas de un video juego que tuvo un presupuesto moderado.
Pese a todo, en la película hay algunas cosas que funcionaron y se destaca entre los aspectos positivos.
La agencia de los Statesman, la versión norteamericana de Kingsman, es divertida y conceptualmente tiene un potencial para ser desarrollado. Eso estuvo bueno y fue una adición interesante.
También se trabajó con efecto la sátira de la guerra al narcotráfico y el tema de la despenalización de la drogas.
Sin embargo, no hay mucho más para resaltar.
Reitero, si bien Kingsman 2 tiene algunos momentos entretenidos, la película no le hace justicia a estos personajes y en comparación con la primera entrega resulta una propuesta inferior.