Kingsman, el servicio secreto

Crítica de Alan Echeverría - Cinéfilo Club

Espías, acción y humor

¿Parodia? ¿Homenaje? En Kingsman: El Servicio Secreto hay un poco de todo, aunque lo que más se percibe, en relación a los dos términos mencionados al principio, es una especie de cortesía u honra a aquello que califica como cine de espionaje. Matthew Vaughn, reconocido principalmente por X-Men: First Class y por la feroz y desprejuiciada Kick-Ass, sorprende al entregarnos una película en la que uno de sus mejores méritos radica en el entretenimiento constante a lo largo de sus más de dos horas de metraje. Una exhibición que mezcla con éxito y ritmo las secuencias de acción y de humor.
Colin Firth vuelve a brillar en la piel de un agente secreto que recomienda a un joven (Taron Egerton de gran actuación y carisma) de cara a un competitivo y riesgoso programa de entrenamiento. Esto se da mientras surge una amenaza global proveniente de la mente maquiavélica de un excéntrico millonario (Samuel L. Jackson).
Más allá de algunas que otras exageraciones dentro de los acontecimientos que se exponen durante la narración, Kingsman cumple con su cometido y no decae un solo minuto, sujetando fuerte al espectador a la butaca a base de momentos dotados tanto de adrenalina como de socarronería. Si bien se esmera en resaltar el sello y el estilo británico asociado a los modales y a la caballerosidad, el film no escatima a la hora de construir y volcar sucesos en donde la violencia, agitada, ocupa espacios diversos (similares aunque menos salvajes que en Kick-Ass). Es aquí donde se anota unos puntos extra: las escenas de acción están rodadas con una agilidad tal que conquista y exalta al público. La variedad de planos y movimientos de cámara ante cada impacto, golpe, explosión o disparo, le añade una pizca más sabrosa y poderosa de desenfreno al asunto.
Kingsman: El Servicio Secreto oficia como thriller y comedia (en circunstancias irónica, negra) a la vez. El tinte humorístico con el que Vaughn baña al relato funciona favorablemente, sobre todo si se cuenta con los intérpretes necesarios para llevarlo a cabo. En ese aspecto, Samuel L. Jackson es uno de los responsables centrales de conseguir que lo gracioso salga a flote con creces, al componer un villano estrafalario, singular y por el que también el espectador pueda sentir simpatía. Lo acompaña, en el flanco de los malos, Sofia Boutella. No se puede pasar por alto la mención al trabajo impecable y entrañable que realiza Colin Firth, así como tampoco se puede evadir la sorpresiva aparición de Taron Egerton.
Es cierto que determinadas secuencias (pocas) se tornan levemente previsibles, pero en Kingsman la diversión no se negocia y se pasa de una situación a otra sin intermitencia alguna, hecho que indiscutiblemente influye de manera positiva en el score final de la película.

LO MEJOR: gran homenaje al cine de espías (mezcla James Bond con el costado humorístico de Austin Powers). El reparto y las actuaciones. El ritmo, las secuencias de acción y lo peculiar de cada personaje.
LO PEOR: en pequeños pasajes es previsible y tal vez algo más exagerada de lo aceptable.
PUNTAJE: 8,5