Si estás familiarizado con el trabajo del escritor de comics británico Mark Millar, ya te habrás dado cuenta que siempre te cuenta la misma historia: un pibe común y corriente se encuentra ante una situación extraordinaria que cambia su vida por completo (Chosen, Wanted, Kick-Ass y un largo etc.). Para esta oportunidad, se le ocurrió contarnos nuevamente lo mismo, pero dentro del género de espías.
Kingsman: The Secret Service es un homenaje a las películas de James Bond. El film cuenta la historia de Eggsy (Taron Egerton), un pibe medio rebelde que vive en los suburbios de Londres con su madre y el forro de su padrastro. Un día cae de visita un tal Galahad (Colin Firth), quien le dice que su padre había sido un agente secreto re grosso y le salvó la vida; entonces, al sentirse en deuda con su hijo, decide entrenarlo para convertirlo en un Kingsman ¿Ves? Como Wanted, pero al revés.
Al igual que en Kick-Ass, el director elegido por Millar vuelve a ser Matthew Vaughn, quien ya es un experto en adaptar comics al cine (Stardust, X-Men: First Class). Vaughn tiene ese estilo ultra canchero e irónico que podría llegar a molestar a más de un purista del cine de acción. Sin embargo, a mí me parece que funciona diez puntos. Las escenas de acción están muy bien logradas y los trucos de cámara funcionan muy bien. La película tiene un ritmo muy bueno, bajando cuando tiene que bajar, y cuando hay que apretar el acelerador, agarráte... El aspecto sonoro también es acertado: Vaughn repite el recurso utilizado en Kick-Ass, contraponiendo canciones pop de los 80's en las escenas de acción. Con esta pavada consigue bajar un poco el nivel de violencia, generando así un tono de comedia muy efectivo.
La parte actoral está muy bien cubierta. Eggsy, interpretado por el jovencito Taron Egerton (The Smoke, Testament of Youth) está muy bien en su papel. La transformación que sufre a lo largo de la película, de chaboncito callejero de suburbios a agente secreto, es creíble. Colin Firth (The King's Speech, Tinker Tailor Soldier Spy) cumple el rol de mentor del jovenzuelo, y nos demuestra en esta película que también sabe pelear. El villano, Valentine, es un Samuel L. Jackson completamente caricaturezco. Vive en una montaña, sesea como loco y tiene un plan de dominio mundial tan increíble como práctico. Valentine tiene una sidekick, Gazelle (Sofia Boutella), que es su mano de obra; una asesina que en lugar de piernas tiene unas prótesis capaces de cortar a una persona por la mitad.
Acompañan como miembros del servicio secreto, Mark Strong (Kick-Ass, The Imitation Game) que acá, sorpresivamente, no hace de malo, y el gran Michael Caine (claro... Alfred), que se apunta a todas las películas donde se necesite a un inglés bien educado. Igual la frutilla del postre es Mark Hamill, que, en pocas palabras, está hecho mierda. Creo que gran parte del presupuesto de la nueva Star Wars va a estar destinado a reconstruirle la cara.
En fin, Kingsman: El Servicio Secreto es entretenimiento compactado en poquito más de dos horas. No hay mucho más. Si querés pasarla bien un rato, o desconectarte de la triste realidad, ésta es la película para vos. Sino andá y agarrá un libro.
VEREDICTO: 7.0 - POP CORN EXPLOSIVO
Kingsman: El Servicio Secreto no es, ni pretende ser, una joya del cine. Millar y Vaughn vuelven a repetir sus fórmulas, pero mientras el resultado final siga siendo así de divertido, no nos vamos a quejar.