Camino a Estambul marca el debut en dirección del actor australiano Russell Crowe. La peli se sitúa en Turquía, poco tiempo después de la batalla de Gallipoli, en la que tropas inglesas invadieron este país con la esperanza de conquistar Constantinopla. Pocos años después de este combate, ambos bandos se encuentran unidos, buscando y enterrando a sus muertos, quienes fueran abandonados en enormes fosas comunes. Acá es donde entra en escena nuestro héroe Russell Crowe (Gladiator, A Beautiful Mind), que interpreta a Connor, un campesino australiano con tres hijos que fallecieron en ese combate. Connor, le promete a su recientemente difunta mujer que va a viajar a Gallipoli y va a traer los cuerpos de sus hijos, para que sean enterrados junto a ella, en tierra consagrada. Una vez en Estambul, se topa con el problema político que representa meterse en esa tierra que aún no curó sus heridas. Allí se ganará la amistad (y un poco más...) de una hotelera (Olga Kurylenko) y su hijo, y encontrará la ayuda del Mayor Hassan (Yilmaz Erdogan) para hallar a sus hijos. La película tiene unos cuantos problemas. Para empezar, es un film de lo más desparejo. Por momentos se ven destellos de alta calidad. La ambientación y la fotografía (a cargo del desaparecido Andrew Lesnie, quien brillara en la trilogía de The Lord of the Rings) son elementos a destacar. Pero, de buenas a primeras, te encontrás con unos cambios de plano histéricos durante un diálogo en donde la imagen no se queda quieta y produce un efecto horrible. Esta clase de contrastes de calidad van desluciendo lentamente, a una película cuya trama termina rindiéndose ante demasiados clichés. De todas formas, no todo está perdido para el buen Russell. Desprovista de estos pormenores, la película puede, incluso, llegar a ser disfrutable ya que tiene un ritmo entretenido, y cuenta una historia, si bien desde un punto de vista muy parcial, muy interesante. VEREDICTO: 5.5 - MEDIOCRE Camino a Estambul marca el debut de Russell Crowe detrás de las cámaras, por lo cual no esperábamos ver una obra maestra. Veremos como le va con la siguiente.
Cenizas del pasado, o Blue Ruin como indica la imagen es una historia de venganza. Pero no te confundas, esta película tiene muy poco que ver con las películas de acción que nos trae Hollywood semana a semana. En este caso, estamos ante una película que avanza a paso muy lento, con un protagonista que, ni a palos es una máquina de matar, sino una persona bastante común empantanándose en una vorágine de violencia, hasta entonces, desconocida. Esta película nos presenta a Dwight (Macon Blair), una especie de mendigo cartonero que vive adentro de un pontiac viejo y hecho mierda. Un día como cualquier otro, Dwight se entera que la persona que le arruinó la vida sale de la cárcel, por lo que vuelve a su pueblo natal para cobrar venganza. Este es el puntapié inicial para una historia de suspenso con muchos silencios, en donde la acción pasa a un segundo plano. La película está focalizada principalmente en su personaje principal, la situación en la que se ve inmerso y las consecuencias que sus acciones provocan en sus afectos más cercanos. Una vez consumada su venganza, Dwight se ve en la situación de proteger a su familia de una represalia y es aquí donde se lo ve evolucionar en una persona lista para la violencia, aunque, cuando las papas queman, nuestro imperfecto héroe siempre se ve superado por la situación. Las escenas de acción son crudísimas. La violencia es gráfica, hay sangre por todos lados, pero incluso esto es tomado con mucho sentido de la realidad. Cuando alguien se lastima, se lastima en serio. No es gracioso ni disfrutable. A medida que avanza la trama, nos damos cuenta que esta historia es en realidad una tragedia en la que dos familias se ven atrapadas por una escalada de muertes y violencia, y terminan siendo destruídas por culpa de un amor prohibido y al final del día, lo único que queda en pie es, curiosamente, el fruto de esta relación enterrada años en el pasado. El guión y la dirección están a cargo de Jeremy Saulnier (Murder Party, The Green Room), un joven realizador de cine independiente que tiene bien claro lo que quiere mostrar y, sobre todo, de que forma quiere hacerlo. En su segunda incursión en un largometraje, el director vuelve a sorprender por su excelente uso de la fotografía. Se nota que Jeremy tiene una historia interesante que contar y posee los recursos narrativos para hacerlo. Si hay algo para decir en contra de esta película, es que llega a nuestras salas 2 años después de su estreno. Pero eso no es culpa de Saulnier quién acaba de estrenar en Cannes su nuevo film, The Green Room, con mucho éxito entre los críticos. Esperemos no tener que esperarla hasta el 2017. VEREDICTO: 8.0 - TESORO ESCONDIDO Cenizas del pasado no es para cualquiera. Es un thriller distinto, de bajo perfil, con una historia cruda, atrapante, y un alto nivel de violencia. Si le das la oportunidad, seguramente salgas del cine gratamente sorprendido.
Paul Thomas Anderson es uno de los mejores directores de cine que nos dieron los '90. Su sensibilidad detrás de las cámaras nos regaló grandes películas como Boogie Nights (1997) o Magnolia (1999). Es por este motivo, que cada estreno con su nombre impreso genera grandes expectativas. Vicio Propio (Inherent Vice) es un viaje sensorial por la California de 1970. La acción acontece en la localidad ficticia de Gordita Beach, en donde el detective hippie y fumanchero Larry "Doc" Sportello (Joaquin Phoenix) recibe la visita de Shasta Fay Hepworth (Katherine Waterston), una ex novia que le pide ayuda para encontrar a su actual pareja, un millonario de la zona que está desaparecido. Sin soltar el faso, "Doc" decide ayudarla y emprende una búsqueda que no le interesa a nadie, ni a Anderson, ya que desde ese preciso momento parece abandonar el relato lineal, y la película comienza a convertirse en una serie de escenas aparentemente inconexas en donde irán apareciendo decenas de personajes que llevarán a nuestro protagonista de aquí para allá. Cada avance en la investigación lo llevará a nuevas preguntas y a desenroscar nuevos casos en los que el investigador se verá inmiscuido. Recordemos que Vicio Propio es la primera adaptación al cine de una novela de Thomas Pynchon, escritor reconocido por la complejidad al pedo impresa en sus obras. Digamos que la trama central es completamente sosa, por lo que el autor se vale de otros elementos para enriquecerla. Volviendo a la película, algunas personas pueden decir que el guión es un poco flojo, que no lleva a ningún lado, que los personajes secundarios son excusas para meter algún que otro chiste. Y la verdad es que no estarían muy errados. Lo que esas personas tienen que entender, es que a la hora de adaptar esta novela, la motivación real de Anderson fue describir todas las sensaciones de una época en la historia norteamericana que, lentamente, iba dejando de existir. La ambientación, la música y el tratamiento de la imagen te llevan de excursión a esos años '70, que marcan de alguna manera, la muerte del Flower Power. El hippismo salió mal y eso se nota en toda la película. Joaquin Phoenix transmite una sensación de nostalgia ante los tiempos que corren. Este sentimiento se ve aumentado cuando contraponemos su papel con el de Josh Brolin (MIB III, Old Boy), quien interpreta al detective "Bigfoot" Bjornsen, que no pierde oportunidad de levantar y samarrear a la primera persona que vea con el pelo por debajo de los hombros. Mientras la película avanza, "Doc" se ve inmerso en muchas situaciones que poco tienen que ver con la premisa inicial de la película. Es acá donde brillan los personajes secundarios, representados por un verdadero dream team hollywoodense. Entre estos podemos nombrar a Owen Wilson (Zoolander, Midnight in Paris), quien representa a un ex saxofonista heroinómano, presuntamente muerto que es captado por los servicios secretos, o a Benicio del Toro (Snatch, The Usual Suspects), que interpreta al abogado de "Doc" y cuyos intereses se acercan más a tirar frases con groove que proteger a su cliente. Un papel imperdible, y poco aprovechado, es el del actor Martin Short (Mars Attacks!, Frankenweenie), que representa a un odontólogo completamente cocainómano con la líbido por el cielo. Otra actriz que deja su huella es la blonda Reese Witherspoon (Wild, Legally Blonde), cuya química con Phoenix ya pudimos disfrutar en la genial Walk The Line (2005). El mayor hallazgo de Anderson fue darse cuenta que la película pasa por ahí. Las interacciones entre estos actores marcan los puntos más altos de esta obra, generando todo tipo de situaciones ridículas e hilarantes. Esta es, probablemente, la película con mayores dosis de humor del director. Mi impresión final es que Vicio Propio va a ser una película que va a dividir a su audiencia. El film dura casi dos horas y media, y a primera vista, no parece tener muy claro a dónde quiere ir. Pero si uno se anima a ir un poco más allá de lo evidente (como Leon-O), va a ser recompensado con un viaje bien volado a los últimos esbozos de la era del "paz y amor". VEREDICTO: 7.5 - Could you be looovveed... Paul Thomas Anderson vuelve a las andadas con una película densa y difícil de digerir. Si te animás, te sugiero que te prendas uno y acompañes al carismático "Doc" Sportello en esta aventura por las calles de Gordita Beach. Yo me sumo.
Si estás familiarizado con el trabajo del escritor de comics británico Mark Millar, ya te habrás dado cuenta que siempre te cuenta la misma historia: un pibe común y corriente se encuentra ante una situación extraordinaria que cambia su vida por completo (Chosen, Wanted, Kick-Ass y un largo etc.). Para esta oportunidad, se le ocurrió contarnos nuevamente lo mismo, pero dentro del género de espías. Kingsman: The Secret Service es un homenaje a las películas de James Bond. El film cuenta la historia de Eggsy (Taron Egerton), un pibe medio rebelde que vive en los suburbios de Londres con su madre y el forro de su padrastro. Un día cae de visita un tal Galahad (Colin Firth), quien le dice que su padre había sido un agente secreto re grosso y le salvó la vida; entonces, al sentirse en deuda con su hijo, decide entrenarlo para convertirlo en un Kingsman ¿Ves? Como Wanted, pero al revés. Al igual que en Kick-Ass, el director elegido por Millar vuelve a ser Matthew Vaughn, quien ya es un experto en adaptar comics al cine (Stardust, X-Men: First Class). Vaughn tiene ese estilo ultra canchero e irónico que podría llegar a molestar a más de un purista del cine de acción. Sin embargo, a mí me parece que funciona diez puntos. Las escenas de acción están muy bien logradas y los trucos de cámara funcionan muy bien. La película tiene un ritmo muy bueno, bajando cuando tiene que bajar, y cuando hay que apretar el acelerador, agarráte... El aspecto sonoro también es acertado: Vaughn repite el recurso utilizado en Kick-Ass, contraponiendo canciones pop de los 80's en las escenas de acción. Con esta pavada consigue bajar un poco el nivel de violencia, generando así un tono de comedia muy efectivo. La parte actoral está muy bien cubierta. Eggsy, interpretado por el jovencito Taron Egerton (The Smoke, Testament of Youth) está muy bien en su papel. La transformación que sufre a lo largo de la película, de chaboncito callejero de suburbios a agente secreto, es creíble. Colin Firth (The King's Speech, Tinker Tailor Soldier Spy) cumple el rol de mentor del jovenzuelo, y nos demuestra en esta película que también sabe pelear. El villano, Valentine, es un Samuel L. Jackson completamente caricaturezco. Vive en una montaña, sesea como loco y tiene un plan de dominio mundial tan increíble como práctico. Valentine tiene una sidekick, Gazelle (Sofia Boutella), que es su mano de obra; una asesina que en lugar de piernas tiene unas prótesis capaces de cortar a una persona por la mitad. Acompañan como miembros del servicio secreto, Mark Strong (Kick-Ass, The Imitation Game) que acá, sorpresivamente, no hace de malo, y el gran Michael Caine (claro... Alfred), que se apunta a todas las películas donde se necesite a un inglés bien educado. Igual la frutilla del postre es Mark Hamill, que, en pocas palabras, está hecho mierda. Creo que gran parte del presupuesto de la nueva Star Wars va a estar destinado a reconstruirle la cara. En fin, Kingsman: El Servicio Secreto es entretenimiento compactado en poquito más de dos horas. No hay mucho más. Si querés pasarla bien un rato, o desconectarte de la triste realidad, ésta es la película para vos. Sino andá y agarrá un libro. VEREDICTO: 7.0 - POP CORN EXPLOSIVO Kingsman: El Servicio Secreto no es, ni pretende ser, una joya del cine. Millar y Vaughn vuelven a repetir sus fórmulas, pero mientras el resultado final siga siendo así de divertido, no nos vamos a quejar.
Birdman es una película rara. En pocas palabras, trata sobre un momento particular en la vida de Riggan Thomson (Michael Keaton), un actor de cine quien supo tener el mundo en sus manos allá por los '90s, cuando interpretó a BIRDMAN, un superhéroe del comic. Este momento lo encuentra a Riggan intentando relanzar su carrera, esta vez en Broadway, como escritor, director y "actor serio" de una obra de Raymond Carver. En síntesis, un tipo casi en bancarrota que se juega la vida con su último truco. Al ver de qué se trata la película, Michael Keaton resulta el casting obvio para ocupar el rol protagónico. El actor nos muestra a un Riggan Thomson con muchas inseguridades; por más que quiera, no puede evitar sentirse un fracaso. Un hombre que llegó a la fama haciendo películas de mierda. Riggan es un one-hit wonder del cine. Cuando da entrevistas, le preguntan sobre Birdman, la gente le pide fotos en la calle por una película que filmó hace más de 20 años y, para complicar un poco más las cosas, cada tanto escucha hablar al personaje dentro de su cabeza. Birdman plantea una crítica contundente al aparato cinematográfico de Hollywood y nos invita a reflexionar sobre ciertas cuestiones que involucran al mundo de la actuación, como por ejemplo: ¿Qué es lo que hace a un artista, un artista?, ¿qué hace un actor cuando empieza a perder vigencia?, ¿cómo maneja el ego un actor que genera miles de millones de dólares y es reconocido en el mundo entero? Acompañando a Keaton, la película cuenta con grandes actores de la talla de Edward Norton, Emma Stone, Zach Galifianakis, Amy Ryan, Andrea Riseborough y Naomi Watts, entre otros. De esta prestigiosa lista, son Norton y Stone quienes salen mejor parados. El primero interpreta a la pareja actoral de Riggan, y la jóven actriz es la hija y asistente de Thomson. El resto de los actores cumplen un buen papel, pero se los ve poco aprovechados dentro de la trama de la película. Birdman es definitivamente una película de director. El mexicano Alejandro González Iñárritu (Amores Perros, Babel, Biutiful) es la fuerza que impulsa el film. Todas sus decisiones se reflejan con perfección en lo que uno ve a través de la pantalla. Utiliza muchos recursos retóricos para enriquecer su narrativa. El ejemplo más claro de esto se nota en aquellas escenas en las que podemos ver al actor utilizando súperpoderes para resolver situaciones convencionales. Este recurso, tan simple como efectivo para describirnos el ego de Riggan, suma un valor agregado muy interesante a la obra. La película transcurre casi por completo dentro del teatro en dónde se estrenará la obra de Thomson. La fotografía es de una calidad técnica impresionante. El manejo de cámara cumple un rol fundamental en la narración. La película tiene muchos cambios de puntos de vista resueltos con maestría. El trabajo de Emmanuel Lubezki es el punto más alto del film: es precisamente gracias a su sutileza y buen gusto que la película nos genera la ilusión de haber sido filmada en un solo plano secuencia (una sola toma, sin cortes) de dos horas de duración. El único aspecto técnico discutible del film es, sin duda alguna, la elección de su banda sonora. Gran parte de la película es acompañada por un solo de batería jazzístico que, de entrada, ya molesta. De todas formas, a lo largo de la obra, uno se termina acostumbrando y hasta le encuentra un sentido. Paradójicamente, el brillante logro técnico de esta película es lo que termina perjudicando su resultado final. La grandilocuencia con la que Iñárritu nos trata de vender su Birdman hace que se pierda de vista el relato, que tiene un ritmo muy lento y aburrido. Alguna gente dirá "esto es cine arte, no entendés nada". Incluso el mismo director parece decirnos "esto en una escena de acción desopilante" promediando los tres cuartos de película. De todas formas, uno como espectador no puede evitar bostezar en varios pasajes del film. VEREDICTO: 7.5 - HUMO DEL BUENO Hay muchas cosas para alabar sobre Birdman. Tiene un carácter técnico impresionante y una gran actuación de su personaje central. Seguramente gane muchas estatuillas, pero a fin de cuentas, termina siendo una película tan virtuosa como aburrida.
Después de tanta película bélica, saber que una guerra se puede ganar haciendo experimentos en un galpón resulta una bocanada de aire fresco. El Código Enigma fue un famoso lenguaje encriptado que usaron los nazis para codificar sus comunicaciones durante la Segunda Guerra Mundial. Esta película cuenta la historia real de la persona que descifró este código, el prodigioso matemático Alan Turing. Ya desde el comienzo del film se nos muestra a Alan (Benedict Cumberbatch) como un tipo superdotado, capaz de resolver cualquier cálculo o problema algebraico que tenga enfrente. El principal problema que tiene nuestro protagonista es que su genio sólo es comparable con su arrogancia. Turing es un tipo insoportable con una gran facilidad para ganar enemigos. Es de esta forma que la justicia se va a enterar de otro problemita que arrastra el matemático: ser homosexual en Inglaterra. Para esa época, la homosexualidad estaba penada con prisión, o en su defecto, con castración química. Así que ya te irás haciendo la idea de cómo va a terminar todo. Por el lado de las actuaciones, Benedicto, el actor del momento, da pruebas de conocer su papel a la perfección. Y la verdad es que casi siempre hace papeles muy similares; siempre es el geniecito alienado soberbio que te mira desde el cielo. Ya lo hizo en The Fifth Estate, en Star Trek: Into Darkness y en Sherlock, la serie que lo catapultó a la fama. De hecho, si a Alan Turing le cambias el nombre por el del detective, creo que nadie se da cuenta. De todas formas, Benedict "tenemos que dejar de robar por lo menos dos años" Cumberbatch es un actor extraordinario. Su magnética presencia logra ser realmente cautivante. En escena, jamás pasa desapercibido y cuando la cosa se le complica, logra transmitir una sensación de soledad desgarradora. A Benedict lo acompaña muy bien la actriz Keira Knightley (Pirates of the Caribbean, Pride & Prejudice), quién forma parte del equipo de investigación. Ella terminará siendo la prometida del matemático, siendo su cable a tierra y ayudándolo a descifrar el código Enigma. Las escenas más cálidas de la película se deben, en su totalidad, a la buena química entre estos dos actores. Otro papel a destacar es el interpretado por Matthew Goode (Watchmen, Match Point) quién interpreta a Hugh Alexander, otro experto en lenguajes codificados que aparece en escena como un contrincante de Turing y terminará siendo un colaborador fundamental para la creación de "Christopher" la máquina que finalmente descifraría el código Enigma, convirtiéndose en un antepasado clave en la creación de las computadoras. El director noruego, Morten Tyldum (Headhunters, Buddy) nos relata la historia de Turing y su equipo con una sensibilidad y buen gusto notables. La película dura un poco menos de dos horas, y la verdad es que se pasan volando. Es muy entretenida. Si bien su desenlace es trágico, hay pasajes humorísticos en abundancia. El guión de Graham Moore (The Waiting Room, Pirates vs. Ninjas) es una maravilla. El ritmo del relato es muy correcto. Las secuencias de flashback en las que se cuenta la niñez de Turing están donde y cuando tienen que estar. Cualquier otra película podría resultar un poco confusa en este mundo de signos, fórmulas y teorías complejas, pero Tyldum aborda el tema con maestría. No se detiene mucho en los conceptos científicos, sino que se centra en el factor humano. Lo más importante para el director son los pormenores que debió atravesar este equipo, el sufrimiento y las presiones, tanto internas como externas, que debieron sufrir en la búsqueda de la solución a este problema irresoluble. VEREDICTO: 8.0 - ¡VENGA ESE ABRAZO! El Código Enigma cuenta, de forma magistral, la vida de un héroe muy particular cuya fascinación por los cálculos contribuyó a terminar la peor de las guerras sin disparar un solo tiro. Con sus justas dosis de humor, es una película que te entretiene y te mantiene interesado hasta su trágico desenlace.
Antes que nada les quiero decir que Whiplash es genial y todos la deberían ver. Ahora sí, empecemos... Esta es una película encauzada y conducida exclusivamente por la química generada entre sus dos actores principales: Miles Teller (Divergent, Project X) y Jonathan K. Simmons (Spider-Man, The Closer). Teller, interpreta a Andrew Neymar, un pibe que la rompe tocando la batería y estudia en un prestigiosísimo conservatorio de Manhattan, la Academia Shaffer. Es ahí donde conoce al profesor Terrance Fletcher, quién dirige la big band de la institución. El tipo es una leyenda viviente dentro del recinto, tanto por su talento como por su carácter. Y es así, el tipo es un hijo de puta con todas las letras. La cosa es que Fletcher ve algo prometedor en el joven músico y lo convoca como baterista de la banda. Ya desde los primeros minutos de cinta (ay, que antiguo...), el director Damien Chazelle (escritor de Grand Piano y The Last Exorcism 2) nos muestra la tensión existente entre ambos y nos prepara para lo que será un duelo de voluntades de 107 minutos. En una esquina lo tenemos a Andrew, un chico muy retraído pero con grandes ambiciones. Su sueño es ser uno de los mejores bateristas de Jazz de la historia (pavada de sueño). Este muchacho está tan enceguecido en su búsqueda que es capaz de sacrificar su cuerpo y sanidad mental en pos de esta realización personal. En el otro rincón está el mismísimo demonio encarnado: Terrance Fletcher. Fletcher tiene un concepto de docencia un poco retorcido. Piensa que la única forma que existe de lograr que sus alumnos sobrepasen los límites es mediante la humillación en cualquiera de sus formas: pública, privada, psicológica, física... pedí la que quieras que en esta película la vas a encontrar. Bueno, estas dos personas horribles tienen un objetivo común: la búsqueda de la excelencia. Es así que, en virtud de acercarse a la perfección, verán justificadas decenas de situaciones humillantes y violentas que parecen no terminar nunca. Y acá retomo lo que hablaba al principio de la reseña. Esta relación enferma entre alumno y tutor es el combustible del film. No hay mucho más para mostrar. La personalidad del joven aprendiz le viene como anillo al dedo al maquiavélico Fletcher, que tira de la cuerda y ve que el hilo no se termina nunca. Cada intervalo de calma sólo sirve para agregar ingredientes de lo que será una humillación posterior. Es así como el espectador va a estar todo el tiempo queriendo arrancar una butaca y tirársela en la cara al pelado botonazo de Fletcher. Aunque, una vez pasados los títulos finales, te aseguro que te vas a quedar pensando. Y esto es, justamente, lo que plantea esta película: si alguien tiene que pasar por el mismísimo infierno para llegar a ser esa persona con la que fantasea... ¿vale la pena hacerlo? Te dejo con la inquietud (?). VEREDICTO: 8.5 - GRAN FILM En la búsqueda de la excelencia musical, Damien Chazelle nos regaló una película excelente. Whiplash es una historia atrapante entre dos personas muy distintas persiguiendo un mismo objetivo. Brillantes actuaciones, buen Jazz y un final que te deja reflexionando. ¡Gracias por tanto!
American Sniper (Francotirador) está basada en la autobiografía de Chris Kyle, un militar de la marina a quién se considera el tirador más mortífero de la historia estadounidense. Este muchacho ostenta el infame record de 160 muertes confirmadas (aunque se cree que son más de 250) durante sus cuatro misiones en la guerra de Irak. La película arranca con Chris (Bradley Cooper) en un techo debatiéndose entre liquidar o no a un nenito iraquí que corre con una granada en la mano. Cuando está por apretar el gatillo, la escena nos retrotrae a la infancia del soldado y nos muestra, de una forma muy práctica y ágil, distintos momentos de su vida personal. Así es como el director Clint Eastwood (Unforgiven, Million Dollar Baby, Gran Torino) nos construye a este personaje, el típico héroe imperfecto. A partir de acá, la película se divide en dos. Por una parte, se nos muestra la vida de Kyle en Irak, cumpliendo sus cuatro misiones y matando árabes a diestra y siniestra. Por otro lado, su vida en Estados Unidos, y su relación con su esposa Taya (Sienna Miller) e hijos. Esta visión dual de la vida del francotirador le sirve a Eastwood para enfatizar lo que le pasa a los tipos estos cuando van a la guerra. En este aspecto, la película se acerca demasiado a lo que fue The Hurt Locker, de Kathryn Bigelow, en dónde nos muestran a un soldado que se siente más a gusto en las líneas de batalla que en el confort de su propia casa. Clint Eastwood, a pesar de sus 84 pirulos, demuestra estar en muy buena forma. Su narrativa es clarísima y de un gran nivel. Está bien, es un viejo facho y se le nota hasta en las arrugas, pero no por eso lo vamos a matar. El principal problema que le encuentro en esta oportunidad es que no va a fondo con ninguno de los temas que propone. Cuando termina la película uno no sabe si quiso retratar la adicción de Chris por el combate, si quiso mostrar la excelencia en su desempeño, o si simplemente flasheó de más con el Call of Duty. Y ya que hablamos del final, éste me parece el punto más flojo de todo el largometraje. Juro que cuando terminó, no me pude sacar la escena de los simpsons de "Poochie murió de regreso a su planeta" Lo que sí creo que hay que rescatar, es la actuación de Bradley Cooper (The Hangover). El nominado al Oscar por Mejor Actor se mete en la piel de este cowboy texano devenido en militar. Y la verdad es que está muy bien; el acento le sale joya, logra transmitir muy bien los pocos sentimientos que demuestra el francotirador, pero en algunas escenas hace agua (como por ejemplo cuando está viendo por tele el atentado a las Torres Gemelas). De todas maneras, su trabajo es muy sólido. En conclusión, Francotirador me parece una película que se queda a mitad de camino. Por más que lo intenté, no puedo descifrar qué mierda quiso contarnos Eastwood, y la verdad es que, cuando llega la secuencia de acción final, uno ya está recontra aburrido y ya no le importa a quién están matando, si ganan los buenos o los "malditos árabes", o si el protagonista se salva o no. Uno sólo quiere que se termine de una buena vez. VEREDICTO: 5.0 - 0 a 0 de Ascenso Francotirador no es ni a palos de lo peor que hizo Clint Eastwood. Es una película que tiene sus aciertos, pero promediando el final te aburre a morir y deseas que termine. Ahora, cuando termina, también te querés matar por culpa de su horrible final.
Ooootra peli de la Segunda Guerra Mundial. Nuevamente, las heroicas tropas americanas librando batallas en tierras enemigas por la libertad del mundo entero ¿No? Bueno... no. Bah, no tanto. Corazones de Hierro (o Fury en su idioma original) se sitúa durante los últimos meses de la segunda guerra y nos cuenta la historia de un escuadrón norteamericano montado arriba de un tanque Sherman que va librando distintas batallas dentro de una Alemania ocupada y a punto de caer. Este escuadrón, un tanto prototípico, es liderado por el sargento Don "Wardaddy" Collier (Brad Pitt), un tipo duro y muy experimentado que acepta la guerra sin cuestionamientos. Lo acompaña Boyd "Bible" Swan (Shia Labeouf), el religioso del grupo; Boyd es el que maneja el cañón del tanque y por alguna razón que ignoramos (capaz que es alérgico a la pólvora, jeje) se pasa la película con lágrimas en los ojos. También está el típico loquito de la guerra, Grady "Coon-Ass" Travis (interpretado por Jon Bernthal), y no puede faltar la cuota de pluralidad racial con el latino, Trini "Gordo" García (Michael Peña). El último miembro de la compañía es el jovencito Norman Ellison (Logan Lerman), quien se sumará al escuadrón como asistente de conductor del tanque. Norman es un pibe medio tonto y bonachón con 0 experiencia en el campo de batalla, todas cualidades que lo hacen ideal para empatizar con el espectador. Es justamente a través de los ojos del inexperto Norman, que el director David Ayer (End of Watch, Training Day y la futura Suicide Squad) nos muestra los horrores y desgracias que puede provocar una guerra. Lo más interesante de esta cinta (!) es que no hay una toma de posición muy clara con respecto al conflicto. Si bien la película es norteamericana y los aliados tienen que quedar indefectiblemente como los más capos del planeta, las dosis de patriotismo son saludablemente bajas. Lo que hace Ayer es mostrarnos que la guerra es una mierda, y que todos los que están inmersos en ella son sólo mano de obra prescindible. Durante las dos horas y poco que dura el film, el director no pierde oportunidad para mostrarnos personas desmembradas volando por los aires, cadáveres en descomposición, y demás cosas que harían suspirar a más de un amante del gore. Lo inquietante es que todos lo ven como algo normal: es re común que un tipo vuele en pedazos de la misma manera en que es normal tener que limpiar cachos de un compañero adentro de un tanque. La película tiene un ritmo bastante interesante. Salvo en un momento, promediando la mitad del film, en donde el escuadrón toma una pequeña ciudad alemana. En ese momento se da una situación entre los soldados y dos mujeres refugiadas, en donde Ayer flashea que es Tarantino y empieza a tirar diálogos y situaciones que seguramente llamen a tus bostezos. Las escenas de acción están muy bien logradas y entretienen. Las actuaciones son correctas. Mucho no se puede hacer con personajes tan estereotipados, aunque Brad Pitt se pasa de cabeza. Su postura y acento sureño por momentos se acerca demasiado a su interpretación del Teniente Aldo Rein en Inglorious Basterds. Si bien en aquella sátira el papel le caía como anillo al dedo, acá hace un poquito de ruido, pero bue... son milicos. El final también desilusiona bastante, pero acá no quiero decir mucho por respeto a los dos o tres que no la alquilaron pirata en la calle hace varios meses. De esto sólo voy a decir que todo el esfuerzo que se tomó el director en mostrarnos una guerra real, llena de muerte y sufrimiento, es tirado a la basura en 5 minutos en los que todo rastro de verosimilitud es barrido abajo de la alfombra (o mejor dicho, abajo del tanque). VEREDICTO: 6.5 - Meh! Lejos de ser una película horrible, Corazones de Hierro no nos enseña nada nuevo acerca de los horrores de la guerra. Lindas escenas de acción, actuaciones correctas y un par de temas interesantes a medio desarrollar. No esperes mucho más.
Foxcatcher cuenta la historia del asesinato de Dave Schultz (Mark Ruffalo) a manos del excentrico multimillonario John E. du Pont (Steve Carell). Y no, no te cagué el final, porque este acontecimiento termina siendo el menos importante de la película. Lo interesante para el director Bennett Miller, a quién parece gustarle esto de adaptar historias de la vida real (ya lo demostró en Capote y en MoneyBall), pasa por mostrarnos un retrato de las relaciones que se configuran entre John y el hermano de Dave, Mark Schultz (Channing Tatum). La historia viene más o menos así: Mark y Dave Schultz son campeones olímpicos en lucha grecorromana. Dave tiene una vida tranquila con su familia y es apasionado a su trabajo. En cambio, Mark, un tipo hosco y solitario, vive a la sombra de su hermano. Un día lo llama un tal John du Pont, el último descendiente de la dinastía du Pont y fanático de la lucha que le hace una oferta que no puede rechazar. Desde ese momento, Miller simplemente nos hace testigos de los vaivenes de la enfermiza relación que se genera entre estos dos. Una sociedad, de principio demasiado buena para ser real, que se va transformando en un infierno para el luchador. du Pont, exquisitamente interpretado por Carell, se nos presenta como un ser despreciable, de aspecto desagradable y con motivaciones completamente altruistas. Él ofrece a los hermanos Schultz la oportunidad de representar al equipo de los EEUU en las Olimpíadas de Seúl y entrenamiento gratuito en las instalaciones Foxcatcher, ubicadas dentro de su mansión en Pennsylvania. Dave, al encontrarse asentado en su casa junto a su familia, pasa de la invitación, pero Mark pisa el palito... A partir de acá, vamos a ver el breve apogeo y la brutal caída de esta sociedad, en donde el multimillonario comienza a aprovecharse de la fascinación que provoca en su pupilo, a quién, a base de promesas y distintos beneficios, irá absorbiendo lentamente. Es en este intervalo, en donde se nos muestra a John du Pont como a un niño rico con delirios de grandeza que puede conseguir lo que quiere a base de dinero, exceptuando el amor de su desinteresada madre. El ritmo de la película es, por momentos, muy lento. Miller se toma mucho tiempo describiéndonos a estos personajes. Sus motivaciones, ambiciones, miedos, etc. Tal como dejó demostrado en films anteriores, el director le pone mucho a las actuaciones de sus protagonistas. En este sentido, la película es formidable. Al momento del desenlace, ya rota la relación entre Mark Schultz y su patrocinador, vemos a un John du Pont completamente esquizofrénico, en donde Carell -la estrella excluyente del film- vuelve a salir bien parado. Mark Ruffalo, irreconocible, también cumple un gran papel interpretando al mayor de los hermanos Schultz, aportando serenidad, equilibrio y entereza para mediar entre su hermano y el millonario. Sería injusto no destacar también la gran tarea de Tatum, quien suele ser muy criticado al respecto de sus dotes actorales. Como punto final de este análisis, hay que aclarar que esta película no busca en ningún momento intentar echar luz sobre ninguna situación o pista que nos permita sacar alguna clase de conclusión al respecto del crimen final. La idea central de Foxcatcher es mostrarnos una tragedia conformada por un triángulo de relaciones muy complejas, que pueden o no haber sido reales. De hecho, si queda alguna duda al respecto, luego de ver la película, el Mark Schultz de la vida real dijo lo siguiente: "Retiro todo lo bueno que he dicho sobre la película. La odio. La odio. La odio. La odio. La odio. La odio. La odio [...] Odio a Benett Miller. Odio todo lo que toca esa basura. Lo odio." En fin... tampoco le puede gustar a todo el mundo ¿no? VEREDICTO: 8.0 - ESPECTACULAAARR Es muy difícil que una película de luchadores no sea atractiva. Foxcatcher no es la excepción. De ritmo lento, pero a paso firme, la película te atrapa en una trama trágica de poder y miserias personales que no te suelta hasta que aparecen los títulos.