UN POLICIAL CON ECOS DEL HORROR
Es una película sólida, un policial rural perfecto, con un entorno que se afirma en un hecho aberrante de nuestra historia: Los vuelos de la muerte. Ver por primera vez en el cine la reconstrucción de esa atrocidad de los años de plomo impresiona al espectador. Un piloto de la armada que participa de uno de esos vuelos, por primera vez, siente que no puede soportarlo y se transforma en un desertor. A partir de ese momento el horror lo acompaña en flashbacks, pero la acción poco tiene que ver con la denuncia de lo que ocurrió. En un pueblo pequeño y rural el protagonista se ve envuelto en una intriga inesperada, con amor incluido, corrupción, lealtades, justicia miserable e individual. Una trama bien construida, que mantiene la tensión del espectador, que funciona hasta el mínimo detalle, muy bien llevada por su director Alejandro Borensztein. Y qué decir de los actores: Ricardo Darín contenido e intenso, despliega su talento para un personaje difícil, complejo, desesperado. Oscar Martínez deslumbra con su comisario abyecto, lo adorna de todas sus aristas despreciables, le otorga capas a su mundo corrupto. La española Imna Cuesta se transforma en una criolla que supera la vejación por primera vez. El resultado es muy bueno.