Kóblic

Crítica de Gonzalo Arroyo - MDZ Online

El reconocido realizador Sebastián Borensztein vuelve a elegir a Ricardo Darín, luego de trabajar juntos en Un Cuento Chino (2011), para llevar al cine un enfoque poco convencional sobre la última dictadura militar. Esta vez, la intención del director es contar una historia sobre una época que ha sido relatada muchas veces, desde distintas ópticas, dentro de nuestro cine nacional: el terror de la dictadura.

Darín interpreta a Tomás Kóblic, un piloto de la Armada que participó de los denominados "vuelos de la muerte" que decide dejar su oscuro pasado atrás. Huye de Buenos Aires y se esconde en Colonia Elena, un pequeño pueblo de provincia, intentando rehacer su vida.

Nuestro protagonista, un hombre complejo y torturado, lidiará como puede con sus fantasmas hasta cruzarse con el desagradable Comisario Velarde, interpretado por un gran Oscar Martínez, quien rápidamente desconfiará de Kóblic. Y cuando este comienza una relación con Nancy (Inma Cuesta) dejará en claro que su intento de redención no será del todo fácil.

Por su estructura argumental, Kóblic no solo es un thriller policial sino que además bebe de las interesantes fuentes del western. Una historia desarrollada en un pequeño pueblo manipulado por un corrupto "sheriff" hasta la llegada de un "desconocido" que enfrentará lo impuesto. Claro guiño ligado a lo mejor de los géneros clásicos dentro del cine, sumado a un trabajo técnico que se transforma en los más destacado en detrimento de un guión casi de cajón, donde muchos de los conflictos planteados de forma atrayente en un comienzo, concluyen algo predecibles.

A medida que avanza la historia, Darín le irá concediendo a su personaje cierta honradez que genera una especie de dualidad moral, sobre todo conociendo el pasado del protagonista.

A su vez, el director opta por repetidos recursos del flashbacks para poner énfasis en evocar su pasada participación en semejantes operativos despiadados. Esa paradoja (cobarde asesino/héroe humanizado) podría haber sido mejor utilizada, a favor del film, ya que se termina resolviendo de forma demasiado simplificada.

Igualmente, Kóblic termina siendo un claro ejemplo de que se puede volver a relatar lo sucedido en una época pero desde otra óptica, con una vuelta de rosca que lleva todo lo conocido hacia el terreno de lo imprevisto.