Kóblic es un claro ejemplo de que todavía se pueden hacer películas situadas en el contexto de la última Dictadura Militar y que las mismas sean buenas y originales.
Ejemplos como Infancia clandestina (2011), Pasaje de vida (2015) -aunque esté mal que yo lo diga porque soy su productor- y la reciente El almuerzo, sustentan esa premisa.
Este estreno es un thriller que usa a su favor la historia del país en ese momento para plantear una situación similar a algunas que ya hemos visto en otras películas del estilo de héroes (o antihéroes) refugiados y que luego tienen que emerger porque se ven obligados por la situación y hacer justicia.
También me gustó mucho como se abordó a los llamados “vuelos de la muerte”, momento infame si los hay y que aquí poseen una gran relevancia por la tremenda interpretación de Ricardo Darín en esas escenas.
El llamado “gran actor argentino” honra siempre ese mote que bien ganado tiene. Aquí con lo justo, ni más ni menos, encarna a un piloto militar de buen corazón que huye de las Fuerzas Armadas luego de haber participado de una atrocidad.
Y para seguir hablando de gran nivel actoral hay que aplaudir de pie a Oscar Martinez en la que seguramente es la mejor interpretación de su carrera.
Su transformación (con ayuda de maquillaje) a través de gestos, miradas, posturas y forma de hablar es una maravilla y logra que odies a su personaje.
El director Sebastián Borenzstein, redobla la apuesta de Un cuento chino (2011), que había sido su último trabajo, con una factura técnica soberbia y unos planos formidables.
La paleta de colores también ayuda mucho para marcar el tono de la película, lo mismo que el buen montaje con inserts muy precisos.
Lo único que no me gustó fue la música, me parece que se quedó corta y que no estuvo a la altura de la narración.
Kóblic es una muy buena película que da cátedra actoral, muy bien dirigida y que cuenta una historia original dentro de una época muy oscura para nuestro país. Motivos sobran para ver este film, no se lo pierdan.