"Explorando recuerdos"
En 1947 el explorador noruego Thor Heyerdal partió desde Perú junto a un grupo de 5 personas hacia la Polinesia para comprobar su teoría (sobre la cual venía trabajando desde hace varios años) de que algunas de las islas ubicadas en el océano pacifico habían sido pobladas por tribus sudamericanas precolombinas.
Debido a que dicha hipótesis sonaba como un disparate en los círculos profesionales donde frecuentaba, Heyerdal no tuvo mejor idea que realizar esa hazaña al borde de una balsa construida completamente con materiales que, en su momento, podrían haber utilizado las antiguas tribus sudamericanas.
Incluso para la construcción de dicha balsa se utilizó un modelo autóctono de tribus peruanas precolombinas, además de maderas y cuerdas hechas con cáñamo. Los tripulantes solamente llevaron consigo algunos elementos modernos como brújulas, una radio y herramientas necesarias para una sobrevivir en una odisea que duraría alrededor de 100 días.
La radio, al igual que una cámara de video, fue utilizada para dejar registro de su epopeya. Años más tarde el material filmado en dicha travesía se convirtió en una película de 77 minutos que ganaría un Óscar en la categoría “Mejor Documental”.
“Kon-Tiki: Un viaje fantástico” es el resultado del gran riesgo que corrieron los realizadores noruegos Joachim Ronning y Espen Sandberg, al decidir llevar adelante una película de ficción, basada en estos increíbles hechos reales, para contar la historia detrás de los mismos.
Relatar de forma más humana todavía aquella travesía marítima que ya fue reflejada de forma precisa en el documental que filmaron sus propios protagonistas con el material recopilado en el lugar de los hechos no era tarea fácil.
Sin embargo Ronning y Sandberg se valen de tres aspectos claves a la hora de construir su film: El increíble apartado técnico, las correctísimas actuaciones y el firme guión.
Visualmente “Kon-Tiki” es abrumadora y espectacular. El trabajo que hicieron con los efectos especiales no solo para reflejar todo el viaje marítimo, sino también para la recreación de ciudades y paisajes, es cautivador y paga por completo la entrada del cine.
Lo mismo ocurre con la edición de sonido y la banda sonora. La primera es un trabajo que también, al igual que el plano visual, vale la pena disfrutarlo completamente dentro de una sala de cine. Por su parte las partituras épicas y emotivas de Johan Soderqvist que musicalizan el film son sencillamente el mejor acompañante que tienen algunas de las hermosas escenas de “Kon-Tiki”.
Por su parte las actuaciones de Pål Sverre Valheim Hagen, Anders Baasmo Christiansen, Gustaf Skarsgård, Odd-Magnus Williamson, Tobias Santelmann y Jakob Oftebro son correctísimas y se distribuyen el peso de la película en sus hombros a medida que avanza el relato, logrando crear esa tan importante química de tripulantes dispuestos a dejar todo por el bien común.
Finalmente el guión, firmado por Petter Skavlan y el mismísimo Sandberg, te mantiene atrapado de principio a fin, con varias cuotas de suspenso, sin caer en demasiados clichés y emocionándote sin necesidad de golpes bajos o giros imprevistos en su parte final.
La convicción al sostener una idea propia, el entusiasmo a la hora de hablar de ella, el asumir riesgos para defender una hipótesis, la felicidad de embarcase en un viaje que tiene como objetivos cumplir un sueño y la emoción de saber que todo el esfuerzo valió en algún punto la pena son algunas de las aristas que se lograron explotar de forma correcta en este relato ficticio sobre la travesía de los tripulantes del Kon-Tiki.
El cómo se dice y el qué se dice son puntos claves a la hora de hablar del séptimo arte. Cuando ambos se combinan de forma perfecta, salen grandes películas para recomendar como es el caso de “Kon-Tiki: Un viaje fantástico”.