Una decentemente narrada historia real con un peculiar personaje.
Con su nominación al Oscar y el hecho de que por esta película sus directores fueron contratados para dirigir la próxima Piratas del Caribe, sabía que por lo menos iba a entrar a ver una película de calidad; les soy sincero: salvo por estos dos detalles, la historia de unos balseros noruegos no suscitaba mucho mi atención. Pero afortunadamente la historia de estos balseros está narrada con mucho oficio y con la misma valentía de sus verdaderos protagonistas.
¿Cómo está en el papel?
Es la historia de Thor Heyerdahl, explorador noruego, quien quiere comprobar su teoría de que la Polinesia fue colonizada por aborígenes sudamericanos en épocas previas a Colón. ¿Cómo va a comprobar tal cosa? Construyendo una balsa con los mismos materiales utilizados por los aborígenes, y cruzar, a lo largo del Océano Pacifico, la distancia que separa Perú de la Polinesia.
Obviamente esto implica el enfrentarse a diversas manifestaciones climáticas, tiburones, el deterioro de la barca a medida que pasa el tiempo, y la reticencia de su protagonista de valerse de cualquier insumo moderno salvo la radio con la que comunica sus hazañas al mundo.
El guion sabe repartir con elegancia las complicaciones a lo largo del segundo acto para proveer de un nudo atractivo a la película. Las dos únicas contras que le encuentro son algún que otro tiempo muerto, y el estirar algunas situaciones sin necesidad. Pero aparte de eso, estamos ante un guion decentemente elaborado.
La galería de personajes que integra la tripulación es pintoresca y le da una pizca de comicidad a la peli que no le viene mal. Pero lo verdaderamente admirable es el desarrollo de personaje que le otorga a su protagonista. Como en todas las buenas películas, esta es una película sobre una expedición, pero no es la historia de una expedición. Es la historia de un hombre que se la juega por su visión; que tiene una creencia tan firme en lo que hace, una confianza en como lo quiere hacer y una persistencia a pesar de todos los tropiezos pasados y presentes, que es capaz de pagar el más alto costo para ver realizada esa visión.
¿Cómo está en la pantalla?
El aspecto visual de la película es notable. Los directores ponen la cámara a centímetros de la cara de los personajes –en sus ojos más precisamente––, lo que viene a rectificar lakon-tiki cuestión de que esta película es mas sobre los que integran la expedición, que la expedición en sí misma.
Pero lo que es doblemente meritorio es que encontraron una propuesta visual y narrativa rodando en pleno océano, poniéndose ellos (al igual que los actores y el equipo técnico) a la altura de la historia que estaban contando; sometiéndose a los mismos riesgos de los verdaderos exploradores. La película podrá gustar o no gustar, pero solo por esto uno debe quitarse el sombrero porque no cualquiera se anota a una travesía de esta naturaleza.
Conclusión
Una aventura narrada con mucha habilidad, de la mano de unos realizadores con una visión tan determinada como la del personaje en quien se inspiran. No será una obra maestra, pero por los riesgos asumidos y por lo que se ve en pantalla, no se puede negar que es increíblemente lograda.
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