UNA BESTIA SENSIBLE
Kong: la isla calKavera es una nueva versión de la famosa historia que crearan Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack en 1933, cuando por primera vez el cine se atrevía a poner en escena un inmenso y temible monstruo. De la mano de efectos especiales acordes a la época (y por lo tanto novedosos) la caracterización del gorila estaba más ligada a la mostración de las posibilidades técnicas del stop motion que a la construcción del monstruo como personaje. Sin embargo, el ahora mítico relato de la bestia se comenzaba a divulgar por el mundo en un contexto socio cultural de entre guerras sensible por los horrores recientemente vividos. Por eso, la historia de King Kong nunca pudo despegarse de sus orígenes bélicos y esa reflexión acerca del poder destructivo esencial del ser humano.
Luego, hubo casi media docena de versiones, la más reciente es la de Peter Jackson en 2005 que oficiaba de remake pero no tuvo buena aceptación por parte de la crítica, tal vez, por su afán de copia sin agregar elementos nuevos y su duración de más de tres horas. Ahora, llega Kong, un film visiblemente anclado en la historia original pero enfocado en representar no sólo la espectacularidad de las películas de acción y fantasía, sino más bien un cuidadoso trabajo en la dirección de fotografía y la composición de las imágenes en búsqueda de una belleza pictórica muy similar a la legendaria Apocalipsis Now (1979), donde el sol gigante enmarcaba la trama y ofrecía una paleta de colores específica que no podrá nunca dejar de vincularse con este film.
Jordan Vogt-Roberts, conocido por The kings of summer (2011) y su prolífica labor para series de tv, narra en Kong: La isla calavera una historia ya conocida. A través de imágenes satelitales se descubre una desconocida isla con forma de calavera en el Pacífico Sur y antes que sea advertida por los rusos, un ejército estadounidense se embarca en una misión de mapeo con fines de clavar su banderita antes que el enemigo. Además de soldados, el equipo está integrado por civiles, entre ellos James Conrad (Tom Hiddleston), “el rastreador” y Mason Weaver (Brie Larson) la fotógrafa. Como es de esperarse, la aventura no tarda en explotar cuando la llegada a la isla se transforma en una masacre que deja a todo el equipo dividido en tres grupos, uno en cada punta de la geografía. La misión, ahora se transforma y el objetivo es salir ilesos de la isla.
Con muchas escenas de acción y un visceral punto de vista, la película es ágil y marca un ritmo súper dinámico sin rodeos. Se preocupa por atraer a su espectador a través de efectos sorpresa, y así innovar desde lo cinematográfico sabiendo que la historia casi todo el mundo la conoce. Además, no tarda en develar la fisonomía del gorila presentándolo en toda su extensión y de una forma hiper-humanizada. Los ojos de la bestia develan el sufrimiento de su alma. Pero la bestia, bestia es y su furia puede más que sus sentimientos.
KONG: LA ISLA CALAVERA
Kong: Skull Island. Estados Unidos/Vietnam. 2017.
Dirección: Jordan Vogt-Roberts. Intérpretes: Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, Brie Larson y John C. Reilly. Fotografía: Larry Fong. Montaje: Richard Pearson. Duración: 118 minutos.