Un agradecido delirio
La figura de Krampus ha sido utilizada en decenas de películas, series, libros e historietas. Esta vez la leyenda sobre esta criatura demoníaca que aparece en Navidad para castigar a los niños que se han portado mal sobrevuela en este film imprevisible y desconcertante, que arranca como una típica comedia de enredos y desventuras familiares en épocas de fiestas de fin de año, y deviene luego en una historia de terror que pendula entre el humor negro y el sadismo.
Si bien los bruscos cambios de tono (y las vueltas de tuerca que se acumulan) por momentos descolocan más de lo que sorprenden, el coguionista y director Michael Dougherty (Terror en Halloween) consigue unas cuantas situaciones atractivas y construye climas (a partir de un buen aprovechamiento de los efectos visuales para las tormentas de nieve o para la aparición de múltiples personajes fantásticos) que fascinan en lo visual e impactan en términos narrativos. Película de bajo presupuesto, pero no pocas ambiciones, Krampus es como un clásico cuento de hadas de Disney deformado y extremado. El delirio, esta vez, se agradece.