Krampus

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Híbrido navideño con algunos buenos climas

Aparentemente el folklore centroeuropeo hace que en Navidad Papá Noel viaje acompañado por una suerte de contraparte siniestra, una especie de cabra gigantesca llamada Krampus dedicada a los chicos que no se portaron bien.

En esta película, el director y guionista Michel Dougherty lleva las cosas más al extremo al hacer que, cuando un chico no solo deja de creer en Santa Claus, sino que directamente reniega de la Navidad, la Nochebuena se vuelve una auténtica pesadilla dominada por el tal Krampus y todo un zoológico de duendes, elfos y seres nada amigables.

Emjey Anthony es el chico que, harto de reuniones familiares navideñas totalmente insoportables, rompe en pedazos su carta a Papá Noel generando la hecatombe que sigue. El problema es que, por más siniestras que puedan ser las criaturas que reemplazan a "Santa", y por más terribles que puedan ser sus fechorías, obviamente ésta es una película navideña y nadie puede tomarse en serio las cosas horribles que suceden.

Es decir, nadie salvo el guión, que sí se plantea toda la acción como si fuera un temible film de terror. Si bien hay chistes que mitigan en un principio las dramáticas situaciones sobrenaturales, poco a poco dejan de aparecer y la película va perdiendo tanto el tono como su posible gracia.

Las primeras apariciones del ser del título realmente prometen y, sobre todo, hay algunos detalles y climas fantásticos que se pueden rescatar. También hay una atractiva escena animada en la que la abuela austriaca (Krista Stadler, de lo mejor del elenco) cuenta cómo ella sufrió en carne propia la falta de fe en la Navidad.

Pero, al final, este producto es un híbrido que nunca da realmente en el blanco. Y, sobre todo, resulta difícil creer que un nene tan ñoño como el protagonista pueda desatar semejante calamidad, incluso en Navidad.