Hay que darle el crédito a la productora Laika por mantener su integridad artística en estos tiempos donde el género de animación hollywoodense tiende a refritar las mismas fórmulas argumentales.
Junto con los filmes del estudio Aardman (Wallace y Gromit) y los trabajos de Tomm Moore (Song of the Sea) la compañía se destaca entre los últimos bastiones del dibujo animado más artesanal.
Hasta el momento brindaron filmes de calidad (Coraline, ParaNorman, Boxtroll) que se animaron a brindar historias con contenidos más jugados de los que suelen trabajar los estudios de la competencia.
Kubo y la búsqueda del samurái es la propuesta más ambiciosa que desarrolló Laika hasta el momento y se destaca por presentar una historia trágica y melancólica que se nutrió muchísimo del cine asiático y la mitología japonesa.
Este debe ser uno de los filmes de animación occidental que capturó con más precisión el espíritu de las obras de los estudios Ghibli y Hayao Miyazaki.
Muy especialmente en lo que se refiere a la sensibilidad de la historia y el tratamiento de la fantasía.
Kubo representa la ópera prima del CEO de Laika, Travis Knight, quien desarrolló un trabajo excepcional en los aspectos técnicos.
Todo el universo de fantasía que creó con las marionetas es fascinante y la película tiene varias secuencias que son de una opulencia visual impactante. El trabajo que hicieron con las escenas de peleas especialmente no tiene antecedentes en el género stop motion con marionetas.
La labor del director Knight por momentos trae al recuerdo el viejo cine de animación de Don Bluth, un artista que no tenía miedo en desarrollar historias de alto contenido dramático como lo fueron en los años ´80 La ratoncita valiente o Un cuento americano, donde los protagonista vivían situaciones trágicas.
Salvo por unos breves diálogos humorísticos en general el tono del film es muy melancólico y la violencia se retrata de manera gráfica.
Al igual que la producciones previas de Laika, Kubo no es una propuesta para menores de siete años ya que tiene escenas que pueden aterrar a los más chicos.
En lo personal si bien disfruté de este film la historia no me pareció tan entretenida como las producciones previas de esta compañía. Por momentos la narración de Knight se vuelve algo lenta y el protagonista tiene un papel bastante pasivo en el conflicto donde no hace nada interesante más que recolectar objetos mágicos en distintos escenarios.
Recién hacia el final Kubo demuestra alguna actitud heroíca en la pelea con el villano que carece de una motivación convincente para disparar todo el conflicto. Un gran problema que tiene el guión.
Los malos simplemente son perversos y violentos porque sí y no tuvieron ningún tipo de desarrollo que explicara mejor sus acciones.
Esa es una debilidad del argumento que se podría haber trabajado mejor.
Más allá de esta objeción, Kubo te mantiene hipnotizado frente a la pantalla por la belleza de las imágenes y el mensaje de perdón que brinda la trama es noble.
Si te gusta el género de animación es un estreno que no podés dejar de pasar en los cines, ya que califica entre las propuestas más interesantes del año.