La magnífica Kubo es toda una rareza. Una película "miyazakiana", y "kurosawana", hecha en Estados Unidos con gran trabajo de voces de grandes estrellas -Charlize Theron, Matthew McConaughey, Ralph Fiennes-. Y una película de animación, súper imaginativa, pero fuerte y compleja, no necesariamente para niños. O, en todo caso, para niños grandes (sale con calificación para mayores de 13). Dirigida por Travis Knight -animador en Boxtrolls-, cuenta la historia de un niño que debe encontrar una armadura mágica para librarse de los espíritus malignos de su familia.
Hay una aventura central, trepidante y sorprendente, pero Kubo no le teme a la complejidad de su trama y menos de sus temas. La muerte, y la de los seres queridos, y adónde van y qué pasa con los que ya no están y qué dejan en nosotros. Con un niño al que le falta un ojo como protagonista, un pequeño héroe cuentacuentos, que rasga su guitarra y transforma papeles de colores en pequeñas o grandes maravillas animadas. La belleza de Kubo también llega lejos, y cuando salimos del cine, muy distintos a como entramos, sabemos que la emoción proviene tanto del contenido como de la bellísima forma. Incluidos los magníficos títulos finales, con Regina Spektor cantando a los Beatles.