El oso ataca de nuevo
Con los personajes ya presentados en una exitosa primera entrega no queda mucho espacio para sorpresa en esta segunda, por ello los productores apostaron más a la acción que al humor, dado que el listón habia quedado lo bastante alto como para animarse a hacer agua. Esta vez Po experimenta una doble aventura: la de rigor, que impone la acción del filme y una interna, tal vez algo profunda y por momentos oscura para el público más pequeño.
Lo que sí queda claro es que estamos ante una produción visualmente impactante, a esta altura de los más perfecto en materia de animación y detalle que hayamos visto. Los primeros planos de Po, su pelaje, los fondos que por momentos nos hacen dudar acerca de si no estamos ante escenarios reales; las escenas de lucha, impecablemente coreografiadas, todo hace a un conjunto de fantasía demoledor para los sentidos.
El guión no es tan divertido como en el anterior filme, sino que se centra más en la historia personal del panda y su lucha contra un villano implacable e impiadoso, cuya voz en la versión original es de Gary Oldman.
El final es abierto y deja asegurada una tercera entrega, para la cual deberán esforzarce mucho más, aunque la taquilla acompañe.