Espíritu, valentía y familia
Mejor que la segunda, su trama es sencilla, los gags son más físicos y tiene un despliegue visual que atrapa.
¿Qué atrae de Po? Su espíritu, al margen de ser adorablemente torpe e ingenuo. Es un oso panda que saca valentía de ahí, donde nadie la ve, o creería que no la tiene.
Espíritu, valentía, y ahora le suma la ternura al encontrarse con su familia de origen. Porque aunque a él le costara creerlo, el ganso Ping no era su padre biológico, sino el adoptivo. Y porque animales, más o menos, son todos.
El argumento es tan fino como un hilo dental. Po finalmente como se anunciaba en el final de Kung Fu Panda 2, conoce a su padre biológico, Li. El maestro Shifu ya no da más enseñanzas, y Po, convertido en Guerrero Dragón, será el único que pueda salvar a China del malvado Kai, quien viene de otro mundo y quiere y comienza a robar el chi de los otros maestros de la región. Po viaja a la ciudad secreta de los Pandas, y deberá forjar un ejército de iguales bastante desigual, para vencer, o no, al malo de turno.
A diferencia de sus predecesoras, Kung Fu Panda 3 tiene un mayor protagonismo de su personaje principal. Nótese como los Cinco Furiosos (con Tigresa a la cabeza, más Víbora, Grulla, Mono y Mantis) dan un paso al costado en más de una resolución. No se puede pedir mayor originalidad a la saga, y no por que no se deba, sino porque no se la encontrará. Entonces la novedad pasa por el padre biológico y la aparición de nuevos ciudadanos osos pandas.
Quizá esta tercera parte de una saga que no se sabe si continuará o no -pese al éxito de la 3 en Norteamérica, aún no se anunció una 4 en progreso-, sea la que llega con más mensajes en el lomo del oso. Si los valores de amistad y la valentía siempre estuvieron presentes, aquí se habla de la familia, y de luchar contra las apariencias y los estereotipos, para descubrirse a uno mismo.
Eso, si se quiere hilar aún más fino.
De lo contrario, hay que dejarse llevar por el humor cada vez más físico de Po, las acrobacias y coreografías de peleas, el color, el movimiento de cámara, la dirección de arte. Seguramente todas cosas que advertimos los adultos y que para los chicos, principales destinatarios, pasan a un segundo plano, pero que están allí, para quien quiere verlos.