Narayan Kamble (Vira Sathidar) es arrestado durante una actuación en un barrio pobre de Mumbai, la policía lo arresta por el cargo de instigación al suicidio de un trabajador que limpia alcantarillas, ya que unos días antes de la muerte escuchó a Kamble en una de sus intervenciones poéticas. Para la justicia la perfomance del poeta fue el detonante para que se quitara la vida. Una acusación absurda que pone de manifiesto la estructura judicial arcaica y elitista de la India.
Sabemos que la industria cinematográfica india (Bollywood) se caracteriza por su gran producción de films cuya calidad es muy dudosa, este film es la excepción a la regla. Premiada como mejor {opera prima y a la mejor película de la sección Orizzonti en el Festival festival de Venecia 2015, asombra por su sobriedad, claridad y criterio.
Si bien el film se centra en el falso cargo al poeta, activista y docente Kamble, no es una más del genero judicial, va lateralizando su narrativa para caracterizar a cada uno de los personajes, el caprichosos pero lúcido abogado defensor, la conservadora y arquitecta fiscal y el envejecido y fatigado juez.
Poco a poco la operación política se va desenmascarando, y se muestra cómo la justicia de casta Hindú usa todo el aparato legal colonial para seguir manteniendo un orden social y político. Necesitan acallar a kamble que en sus expresionistas perfomances poético políticas deja al descubierto la desesperanza de una sociedad que siente que la mayoría vive igual que hace mil años, Kamble trata de despertar la rebeldía para comenzar a gestar un cambio.
Sathidar, que interpreta a Kamble, debe sabe de que se trata…, en la vida real es un activista por los derechos humanos y editor de la revista radical Vidrohi. Las canciones que canta Kamble fueron expresadas por Sambhaji Bhagat, amigo de Vilas Ghogre, el poeta y activista dalit que se suicidó para protestar por la matanza de 1.997 residentes dalit de Ramabai Colonia, en Mumbai.
Court, estrenada con el título La acusación es una denuncia sobre la ficción judicial que genera la ilusión de que todos los conflictos políticos y sociales se pueden resolver entre cuatro paredes. La esposa del supuesto “sucidado” muestra cuáles son las condiciones reales de la gente con y sin trabajo, viviendo en verdaderos escenarios apocalípticos.
Court denuncia de una manera inteligente la mentira de la neutralidad jurídica, Kamble es peligroso y mediante cualquier argucia leguleya se intenta que continúe encerrado o limitado para cualquier actividad política.
Court tampoco porta un discurso determinista y encorsetado acerca del origen de clase en el marco legal, no hay correspondencia entre las clases y sus intereses. Mientras el juez pasa sus vacaciones en una colonia de mala muerte poco acorde a su investidura pero si a sus ingresos, el abogado de la defensa, Vinay Vora, (Vivek Gomber) activista de derechos humanos, ama escuchar jazz y proviene de un casa muy favorecida en lo económico que no le impide hacerse cargo de casos como el de Kamble que le reportará solo problemas (sufre un atentado) y gastos (paga la costosa fianza de Kamble).
El fiscal, Nutan (colosal actuación de Geetanjali Kulkarni) madre trabajadora, que corre a casa todos los días en un tren local, cocina para su familia y luego se hace tiempo para estudiar minuciosamente los casos que maneja. Los pobres no defienden a los pobres.
Con un realismo cuidado y natural, Court descolla en todos los rubros, desde las actuaciones, la escenografía, la iluminación, el diseño de producción y las vestimentas. La fotografía austera y cruda muestra todo el repertorio arquitectónico de Mumbay: desde los barrios marginales hasta los residenciales.
Quizás reitera, en demasía, las denuncias que realiza la defensa sobre la manipulación de la Fiscalía, hay mucha necesidad de remarcar que Kamble es un preso político y que ese es su verdadero delito, igual no afecta el resultado: Court es una notable película que se aparta de las convenciones del género para erigirse como un sólido e inteligente alegato contra una sociedad fosilizada aún hoy en día en su rígido mundo de castas.
¡Cuanta falta nos haría en la Argentina un orador con las calidades performativas de Vira Sathidar (Kamble)! La sala vibraba con su presencia física y sonora.