El tercer largometraje de Natalia Smirnoff, "La afinadora de árboles", devuelve a su directora a un micromundo femenino que intenta quebrar las barreras de su entorno. La delicadeza del trato, y la enorme labor de Paola Barrientos elevan este film de una profunda belleza. Esta semana encuentra a la cartelera de estrenos con tres films nacionales que curiosamente comparten miradas hacia el universo femenino...
¿Cambio de paradigmas? ¿Signos de coyuntura? Las mujeres no sólo son las protagonistas de las tres películas, sino que son mujeres que, por una circunstancia u otra, toman las riendas de la situación, hacen un quiebre y se deciden a manejar su propio panorama sin esperar una ayuda externa. De las tres (las otras dos son "Baldío" y "La sequía", también muy recomendables), La afinadora de árboles probablemente sea la que consiga una empatía o identificación más inmediata entre las espectadoras.
Probablemente porque las circunstancias que atraviesa Clara, su protagonista, son las más universales respecto a los “traumas” habituales de una mujer de mediana edad en plano Siglo XXI. Clara está agotada.
En su excelente primera escena queda claro que es una malabarista que hace rato perdió el eje, y está salvando el momento, mientras pueda, hasta que todo se le derrumbe… o ella misma baje los brazos. Clara (Paola Barrientos) pertenece a una clase alta, o media acomodada, es una narradora e ilustradora infantil, y está casada con Francisco (Marcelo Subiotto) un abogado que hace las veces de representante, y con quien tiene dos hijos pre y adolescente, Lisandro (Oliverio Acosta), y Violeta (Violeta Potolski).
¿Sabe Clara lo que quiere? Viajaron hasta México para recibir un galardón por su obra, pero al momento de la ceremonia no quiere ir.
Las exigencias y menciones se le juntan en el plano laboral y familiar, y claramente está perdida. Al regreso, los cuatro se mudan de la ciudad a un pueblo (aunque más bien es el conurbano profundo) en el que nació Clara, para habitar una vivienda rural. Allí, los problemas se agrandan.
Francisco se ausenta aún más, y cuando la mujer que hace las cosas de la casa los abandona, Clara entra en crisis interna, entre otras cosas, por la incomunicación con sus hijos. Un encuentro fortuito con un novio de su adolescencia, Ariel (Diego Cremonessi), actual carnicero (ella es vegetariana), y el reconocer viejos lugares y momentos, irán despertando en ella la flor de una nueva Clara; una Clara que quiere expandir sus ramas hacia otros horizontes.
Luego de una extensa carrera como asistente de dirección, Natalia Smirnoff se hizo conocida por la galardonada "Rompecabezas", en la cual María Onetto componía a una sumisa mujer que se libera del ahogo de la rutina conyugal mediante el armado de rompecabezas y los concursos afines.
La afinadora de árboles tiene mucho de aquella película, pero se diferencia en varios aspectos fundamentales. María del Carmen, la protagonista de "Rompecabezas", se hacía cargo de cada aspecto de su hogar, su pasar económico era más reducido, y su liberación tenía que ver casi exclusivamente con un marido que se recostaba en ella y ya no la valoraba si bien no había dejado de quererla.
Clara se desespera cuando pierde a la mujer que hace las tareas del hogar; pero ella cumple otros roles como profesional, esposa, y madre; sus hijos le preocupan pero ellos están distanciados de ella, probablemente por el estilo de vida que llevan, un estilo de vida que también ahoga a Clara.
La liberación de Clara no es sólo de Francisco que le exige más como profesional que como marido, su liberación tiene que ver con ese corset de clase, con vivir una vida de ombliguismo, con descubrir que puede valerse por sí misma en mucho de lo que antes pensaba que debía depender; algo en lo que Ariel y su familia tendrán mucho que ver.
Pronto Clara se verá conectándose con una vida mas sencilla, una vida en comunidad, y notará que sus propio hijos también responden a eso ¿En dónde queda la Clara con ocupaciones profesionales y dependiente? "La afinadora de árboles" pareciera por momentos un complemento de "Rompecabezas", como si aquella vez Smirnoff se hubiese quedado con algo para decir, y lo completa en su tercera película; o quizás quiere trazar paralelismos entre mujeres con realidades diferentes pero conflictos universales.
No es casualidad que Clara sea una mujer profesional, talentosa y reconocida, pero aún así, no sea alguien que tiene las riendas de su vida. Smirnoff derriba un mito cultural muy potente en esta figura; más si la comparamos con la madre de Ariel. De hecho, películas de mujeres cansadas de sus rutinas hay varias.
Lo que destaca en Smirnoff es la delicadeza y humanidad con la que pinta sus retratos. Sabe encontrar poesía en los momentos más simples, en la quietud que permite que cualquier mujer pueda reflejarse. La afinadora de árboles respira poesía en imágenes y sonidos, conjuga planos exteriores amplios, con planos detalle en los interiores. Puede centrarse en un objeto, o en un gesto, y jamás dejar de lado la narración.
Ensordece sonido para que captemos un detalle en particular, todo cuenta. Estamos frente a una película que se toma sus tiempos, pero nunca es lenta, ni menos aburrida.
Smirnoff se luce como directora de actores, y le ofrece todas las armas para el lucimiento de una Paola Barrientos que vuelve a descollar.
A la actriz que se hizo famosa por los comerciales de Banco Galicia, muchos la pueden tener en roles de comedia algo exacerbados. Nada de eso hay en "La afinadora de árboles", Siempre contenida, natural, frágil, plagada de gestos sutiles, y con una fuerza interpretativa, inmensa. Barrientos es una actriz gigante, lo comprueba cada vez que se ubica en el escenario o frente a una cámara, y esta vez para nada es una excepción.
Marcelo Subiotto, Diego Cremonessi, y Matías Scarvaci también cumplen sobresalientes roles como los personajes masculinos satélites; en especial Cremonessi, con la capacidad de entregar una figura completamente diferente cada vez que lo vemos actuar.
Claro está, "La afinadora de árboles" es una película femenina, y estos tres actores saben que no es una película que posa su mirada principalmente en ellos, nunca tratan de tapar a quien es la protagonista indiscutida. Delicada, poética, natural, profunda, y empática, La afinadora de árboles es una propuesta que se hace grande en los detalles, que retrata a una mujer con la que, más allá de su pertenencia de clase, cualquiera se puede identificar.
Es salirse de la rutina, liberarse de la prisión vacía que nos agobia, y mirar hacia el costado, hacia otras realidades. A través de la empatía lo que para nosotros puede parecer una colisión, en otro contexto puede ser sólo un sacudón para despertar.