Misterios construidos.
Xavier Giannoli, que en 2015 estuvo a cargo de la exitosa comedia Marguerite, en este caso escribe y dirige un drama religioso con tintes de suspenso en el que un periodista habituado a cubrir escenarios de guerra sale de su especialidad para investigar la historia de una joven que afirma haber visto en una aparición a la Virgen María.
Jacques Mayano (Vincent Lindon) acaba de volver a Francia luego de cubrir los últimos sucesos bélicos en oriente medio como parte de su labor periodística. El saldo: varios artículos de su autoría para el diario en el que trabaja, una severa lesión en su oído derecho como resultado de la explosión de una bomba cercana a su posición y la muerte de su compañero de toda la vida, Christophe, encargado de ilustrar los escritos de Jacques con su tarea fotográfica. Es en ese contexto donde este periodista recibe una peculiar llamada desde el Vaticano, la cual lo deposita en un pequeño pueblo del sur de Francia previo paso por Roma para recibir sus instrucciones.
La Aparición se plantea inicialmente como un relato de suspenso mientras seguimos el derrotero de Jacques Mayano desde que regresa a Francia luego de entrevistarse en la capital italiana con uno de los obispos más influyentes de la Ciudad Santa. En dicho encuentro el religioso le cuenta sobre una joven de 18 años llamada Anna (Galatéa Bellugi) que afirma haber visto a la Virgen María cerca de la parroquia en la que vive por lo que será tarea de Jacques encabezar el grupo de investigadores canónicos encargado de dictaminar la veracidad de la citada historia. En un inicio a buen ritmo, la película rápidamente nos transporta al sur francés donde un pequeño pueblo se ve revolucionado luego de que hordas y hordas de peregrinos se hagan una visita para conocer a Anna, la joven del milagro.
Y es a partir de que el protagonista se encuentra con Anna que la película empieza a adquirir tintes más dramáticos mientras conocemos al párroco a cargo de la joven, al feligrés encargado de darle enorme difusión mediática a su caso y a otros personajes vinculados al pasado de la chica que aportan más dudas que certezas a la investigación de Jacques. Porque mientras todos en el pueblo, desde la propia Anna hasta el último de los testigos, se apegan a la historia de la aparición de la Virgen, la tenacidad de toda una vida periodística y el carácter ateo de Jacques lo obligan a ir a fondo en sus pesquisas, sobre todo a partir de ciertas charlas medio clandestinas que tiene con la propia Anna.
Dotada de una gran carga de misterio a partir de todos los elementos ocultos en los genialmente construidos cuatro o cinco personajes que hacen a la historia central, la obra de Xavier Giannoli maneja a la perfección una serie de parábolas que va dosificando a lo largo de su relato para abordar el no poco complejo tema de los misterios religiosos, cosa que hace desde una óptica estrictamente actual con todos los cuestionamientos racionales que se le pueden hacer a cualquier acto vinculado a la fe. Y tal vez por ahondar demasiado en esa abstracción, que vale repetir se lleva todas las loas y genuinamente deja al espectador pensando largo rato, es que se descuida un poco la historia más terrenal que la película cuenta a partir de ese pasado de Anna que resurge para poder entenderla un poco más como personaje y para descubrir qué cuota de verdad tiene su llamado “milagro”.