La japonesa Kairo, su remake americana Pulse, The Ring, The Grudge, Paranormal Activity, ¿falta algo más? No, creo que en esta pequeñe enumeración se conglomera The Apparition, un rejunte de ideas que aún así se queda corto en comparación con sus patrocinadoras y que no ofrece absolutamente nada nuevo al género.
Tras un prólogo interesante en el que se plantea el único vestigio de originalidad de la película, The Apparition se enfoca penosamente en la relación de Kelly Y Ben, con su nueva casa idílica en un barrio en el medio de la nada, hasta que diferentes sucesos comienzan a acecharlos: ruidos, movimientos, moho por todas partes, etc. No hay que ser un detective para conectar dichos eventos con el experimento parapsicológico del comienzo, ni tampoco para descifrar lo que sucederá en el resto del metraje. Y ese es el principal problema de la pelicula: no hay nada que genere la tensión suficiente para atraer al espectador al más que inevitable y aburrido final, a excepción de una o dos escenas bien pensadas, pero más allá de eso, una meseta de emociones.
Por supuesto, el elenco joven no ayuda en nada, gracias a una Ashley Greene inexpresiva, un Sebastian Stan sorprendentemente malo y un Tom Felton reducido a un cameo con mucha pena y sin mucha gloria. Poco crédito le queda entonces al director y guionista debutante Todd Lincoln, que tiene sobriedad al filmar pero escasa imaginación para firmar un guión plagado de lugares comunes y nada fresco que ofrecer.
The Apparition es la enésima película estrenada en cines que intenta lucrar con los fenómenos paranormales, pero llega en un momento en el que la historia lo es todo, y un detalle ya visto es crucial para la aceptación de una platea exigente con su género favorito. Pasatista es un adjetivo que le queda demasiado grande a esta paupérrima propuesta.