No soy fanático del cine de terror. Nunca me voy a cansar de decirlo, y si bien de vez en cuando disfruto alguna película que pertenece a este género, esto suele ser porque el film presente alguna otra faceta que lo hace más profundo, ya sea comedia, o drama. En el caso de esta película puedo afirmar que por lo menos no la sufrí.
Kelly y Ben, Ashley Greene y Sebastian Stan respectivamente, son una joven pareja de novios que decide mudarse juntos. Debido a que no poseen demasiados ingresos, se mudan a una casa de los padres, que queda en un nuevo barrio en Palmdale, que si bien es un barrio nuevo, prácticamente es un barrio fantasma, donde solo vive otra familia. Como si esto no fuera suficiente el barrio está en el medio de la nada, rodeado por kilómetros de desierto.
Si bien la pareja no posee suficiente dinero para poder vivir más cerca del centro de Los Ángeles, donde ambos trabajar, poseen lo suficiente para tener dos autos, varias computadoras, televisores, cámaras de seguridad y poder ir de compras con suficiente regularidad y comprar cosas totalmente obsoletas, cómo una carpa, un horno eléctrico, etc. Esto no es un defecto en el film per se, sino que es una muestra del típico consumismo estadounidense, donde el objetivo de vida es comprar suficientes pavadas para poder llenar el garaje. Cuando este esté lleno, es tiempo de mudarse a una casa más grande.
Por el momento todo es color de rosas, pero el problema está en que Ben oculta un pasado un tanto oscuro. En sus años en la universidad realizó un experimento con la intención de contactar seres supernaturales, reviviendo un célebre intento realizado en la década de los 70. El experimento no salió como lo esperaban y la novia de Ben de ese momento simplemente desapareció.
Cuando Patrick (Tom Felton, o Draco Malfoy para todo el mundo) vuelve a realizar el experimento años después es cuando todo se termina por complicar. La casa donde Kelly y Ben viven comienza a “comportarse” de manera extraña. La casa es demasiado nueva como para estar embrujada, por lo tanto los que están embrujados son ellos.
Es un fenómeno interesante el del cine del terror. Al igual que el cine animado, suele ser altamente redituable para los estudios. Ya que además de tener alta demanda, no necesitan de un presupuesto demasiado alto. En el caso del cine de terror siempre tenemos un reparto de categoría B como mínimo, directores principiantes en general, y no hay necesidad de demasiados gastos en la producción en general. Como pasó este fin de semana con “The Possession” (El origen del mal), que en su primer fin de semana en los teatros de Estados Unidos recuperó el presupuesto de producción y más.
Este no fue el caso de “The Apparition” ya que este film está terminado hace años. Esto también sucedió por el hecho que Dark Casttle Entertainment y Warner Bros.(productora y distribuidora respectivamente) terminaran su relación de negocios. Por esto fue que Warner le dio la menor gran distribución a una gran (en tamaño no calidad) película en su historia.
El principal problema con el film es que no cumple su objetivo. No termina por generar en el cuerpo del espectador, la curiosidad necesaria para asustarlo, o conmoverlo.
Eso sucede porque no hay una construcción de una atmósfera tensa. Tampoco hay demasiados de esos sustos fáciles donde algo aparece de repente, y los pocos que hay no están bien realizados.
Las actuaciones son aceptables, considerando el género. Se nota que Tom “Draco” Felton posee más entrenamiento y jerarquía actoral que sus compañeros, pero ellos tampoco están tan mal. Ashley Greene está hermosa, es imposible quitarle los ojos de encima, y yo creo que eso es lo que se espera de ella en este relato. Los diálogos si bien son trillados y un poco forzados tampoco están tan mal.
En definitiva se te gusta Ashley Greene, o si no te gusta el cine de terror pero igual querés o tenés que ir a ver una película de ese género, esta película es para vos. Si lo que estás buscando son esos buenos sustos que te hagan despegar del asiento, con este film te vas a sentir decepcionado.