Sangre de mi sangre
La película comienza con una curiosa relación padre-hijo. Y sigue con la búsqueda de una picadura de araña para salvar una vida.
En los títulos de La araña vampiro se cita a Jack Kerouac: "Ve a la montaña, elige un guía, baja de la montaña, regresa a la ciudad". Y así, con tan pocas palabras, puede resumirse buena parte de lo que pasa en este segundo filme de Gabriel Medina (Los paranoicos).
Un adolescente y su padre llegan a una cabaña en La Cumbrecita. "Yo sé que es raro todo esto. Pero tenía muchas ganas de estar así, solo con vos, para ver si de verdad te puedo ayudar", le dice el papá durante la primera cena. No se menciona un problema puntual del chico, pero se nota que le so- bran, y que la relación no está en su mejor momento.
Esa misma noche, una araña horrible le pica el brazo. Jeróni- mo va a la guardia de un hospital donde le aseguran que no tiene nada. Se siente mal y, preocupado, consulta a un lugareño. "Te estás muriendo, flaco", le dicen y le explican que sólo sobrevivirá si lo pica pronto otra 'araña vampiro'. No son muchos más los diálogos en esa primera media hora que sienta las bases de la película. Medina no necesita demasiadas palabras y es uno de los pocos cineastas argentinos que, con la música o una canción, puede transmitir lo mismo o más que con un diálogo.
El antihéroe Jerónimo queda en manos de un baqueano alcohólico y los dos deambulan por la montaña en busca de una redentora picadura arácnida. Como en Los paranoicos, el protagonista debe enfrentar los miedos de toda su vida en un momento crucial. Pero La araña vampiro no es una comedia romántica y aquí Jerónimo se juega la vida.
La araña vampiro es una pelícu- la de terror con la particularidad de que su protagonista necesita identificar y enfrentarse con sus miedos en lugar de escapar de ellos. Y Jerónimo ni siquiera está en un hábitat amable. El parece sentirse seguro nada más que encerrado en el auto de su papá. La naturaleza es un universo desconocido al que este bicho de ciudad parece temerle. Su compañero no lo ayuda demasiado en esta aventura: el guía Ruiz se pierde en la montaña, sufre la abstinencia del alcohol y musita sobre la llegada del Apocalipsis.
El viaje parece tomar la forma de una peregrinación. La ascen- sión a la montaña se transforma en algo sagrado, como si fuera una metáfora de la realización. La fe es importante desde el comienzo. La picadura es inocua para la medicina, pero es letal según el folclore. ¿A quién debería creerle el hipocondríaco Jerónimo? El protagonista no tiene ami- gos ni enemigos. No hay buenos ni malos en un filme donde las arañas son, al mismo tiempo, la causa de todos los males y la salvación. La araña vampiro es una película de crecimiento. Jerónimo ya no es un chico y necesita convertirse en hombre. Como en los grandes westerns, él tiene que sobreponerse a un terreno indómito y transformarse en un tipo duro.