Es un film que puso en órbita a un actor olvidado por una década, Brendan Frasier, que interpreta a un profesor con impresionante sobrepeso ( más de 270 kilos) que es consciente del peligro de vida que corre. El protagonista desarrolla un gran y profundo trabajo actoral, que se sobrepone a su disfraz de látex y al retoque digital que le adicionaron para representar su obesidad mórbida.. Así desnuda la humanidad de un ser lacerado y desesperado pero tenaz. El director Darren Aronofsky y el guionista Samuel D. Hunter que se basó en su propia obra teatral, no disimularon el origen del texto, la mayor parte de la acción transcurre en la casa del profesor que se oculta de todos, pero tiene aire con los entrañables personajes secundarios. Comer hasta morir, para tapar dolores terribles, su separación, la distancia con su hija, el amor por un joven que termina muriendo por un trastorno alimentario, en una simetría terrible con el protagonista. Pero también no solo se habla del dolor, sino de una posible salvación, de un instinto humano solidario y de un amor residual debajo de capas de odio. Grandes trabajos también de Sadie Sink, Ty Simpkins y Samantha Morton. Interesantes confrontaciones punzantes en la relación con la hija adolescente y con un misionero que aparece en su vida. El film por momentos se reitera, bordea demasiada exhibición, pero gana al poner el acento en la comprensión del personaje. Pero la película es Brendan Frasier y su gran entrega.