Llega a nuestras salas una de las películas más esperadas, al menos, de este semestre, La ballena. Y no es para menos, ya que desde hace meses veníamos recibiendo noticias de que el proyecto era aplaudido en todos los festivales donde se proyectaba; pero en especial, la labor del querido Brendan Fraser. Así que veamos si ese hype que se fue cociendo poco a poco, estaba justificado.
En esta ocasión, Fraser encarna a Charlie, un hombre sumido en una tremenda depresión, que decidió quitarse la vida a base de comer. Con un enorme sobrepeso, Charlie solo tiene de amiga a una enfermera que es al mismo tiempo es su cuñada; y gracias a ella, quiere mantenerse vivo unos días más para poder ayudar a su hija, quien guarda un profundo resentimiento hacia él por haberla abandonado.
Antes de ver La ballena, tenía miedo que se le este dando demasiado bombo, solo por contar con el queridísimo Brendan Fraser en el rol principal, y que incluso capaz que su actuación no era para tanto; y solo nos estaba ganando la nostalgia y el cariño. Y que lindo fue tenerme que haber tragado las palabras después de haberla visto; porque sin duda, estamos ante uno de los dramas más tensos y tristes que hemos visto los últimos meses.
Y no solo lo digo por la desgarradora actuación de Fraser; sino porque todo el elenco tiene su momento para brillar y conmover. No voy a indagar en las motivaciones de los otros personajes; pero cada uno tiene razón para estar en el estado en el que se encuentra; destacando por sobre todos, a la enfermera, interpretada por la también (justa) nominada Hong Chau, que, desde este humilde lugar, deseamos que se alce con la estatuilla.
Quizás como único punto negativo podamos decir que para aquellos que no les gustan las películas que se asemejan demasiado a obras de teatro, La ballena es de esas. Y no es para menos, ya que de ahí es donde fue adaptada. Pero eso va más en gustos personales que en algo objetivo para con este proyecto.
Sin llegar a las dos horas, La ballena nos habla sobre la redención, y como pese a lo que pensamos, nunca es tarde para intentar hacer las cosas bien; en especial, para aquellos a los que amamos. Si son de lagrima fácil, esta película les va a costar ver, pero sin duda es una experiencia que nadie se debería perder. En especial, antes de que Brendan Fraser gane ese merecido Oscar.