Igualdad de género en la red
En 1973 el machista, misógino, showman y ex tenista Bobby Riggs de 55 años desafió a un partido para probar la inferioridad de las mujeres a la por entonces número 1 del mundo del deporte blanco, la gran Billie Jean King. Esta es su historia.
Contexto: a comienzos de los setenta, la diferencia entre lo que percibían en concepto de premios las mujeres y los hombres era considerable en el mundo del tenis. Esta situación explotó en 1972 cuando las principales exponentes del circuito femenino amenazaron al presidente de la federación estadounidense, Jack Kramer, con formar su propia asociación y boicotear los principales torneos, incluidos los Grand Slams. Kramer, convencido de que eran los hombres el principal atractivo para el público, hizo oídos sordos a esta amenaza por lo que las tenistas, encabezadas por la número 1, Billie Jean King, ganadora de múltiples torneos major y su principal contendiente, la australiana Margaret Court Smith, decidieron organizar su propio circuito.
Protagonista: no es casualidad que la película se centre en quien inició aquella revuelta tenística en los setenta dado que Billie Jean King no solo era la mejor (hoy en día el mega complejo que alberga al US Open, uno de los cuatro torneos más importantes de este deporte, lleva su nombre) sino que además su personalidad, por múltiples motivos, resultaba fascinante. Quien se encarga de darle vida a esta leyenda del tenis es nada menos que la ganadora del Oscar Emma Stone que, como no podía ser de otra forma, realiza un maravilloso trabajo. King no solo jugaba bien sino que consideraba su éxito no como el resultado sino como la herramienta para luchar, para conseguir que su voz se escuchara, incluso por sobre la de los miles de hombres que se negaban a aceptar a la mujer con su merecido rol de igualdad. En el deporte y en la vida. La película retoma la vida de Billie Jean cuando estaba en la cresta de la ola, momento marcado por una lucha pública bestial por los derechos de la mujer y otra no menos trascendente que involucraba su vida privada y su traumática pero firme autoaceptación como lesbiana. El personaje, con el peso dramático que todas sus características suponen, logra brillar a partir de un excelente trabajo de guion y de la tremenda labor de Emma Stone.
Antagonista: pero si la película se llama La Batalla de los Sexos, tiene que haber alguien del lado de los hombres. Bobby Riggs fue un gran jugador de tenis, ganador también de numerosos títulos de Grand Slam. Sin embargo, la década del setenta lo encontró ya en sus cincuenta, obviamente retirado del deporte profesional y ávido de recuperar su protagonismo a nivel mediático que su vida extravagante y ostentosa no le alcanzaba a proveer. Por eso tuvo la brillante idea de organizar la batalla de los sexos, un partido de tenis desafiando a la mejor de las tenistas para demostrar la superioridad masculina de forma definitiva y, sobre todo, televisada a millones de personas gracias a millonarios arreglos de sponsoreo. Un notable Steve Carell da vida a Bobby Riggs, una figura controversial a nivel público pero conflictuada y sufriente a nivel personal, cosa que la película se encarga de mostrar a partir de la relación de Bobby con su hijo y su esposa.
Película: una historia real muy interesante y llena de lecturas, personajes protagónicos fuertes y complementarios, actuaciones a la altura (con un elenco completado por Bill Pullman, Elisabeth Shue y Andrea Riseborough) y temas muy actuales tratados con total profundidad y compromiso. Resulta conmovedora una persona que lucha interna y externamente para que la dejen y para permitirse ser quien es al mismo tiempo que entabla una pelea denodada contra todo el establishment mediático, político y deportivo de la época para lograr que su voz y la de todas las mujeres sea escuchada y reconocida como es debido. Es hasta desgarrador ver cómo alguien debe ir en contra de lo que cree, como es prestarse al circo mediático que alguien como Riggs proponía, porque esa es la única manera de probar que su discurso lleva razón. Porque a veces no alcanza con tener tranquilidad de conciencia o con convencer al reducido círculo íntimo que nos rodea. Hay batallas que deben ganarse a todo nivel. Eso es lo que Billie Jean King representaba y eso es lo que esta película muestra.