La pareja detrás de "Pequeña Miss Sunshine" presenta ahora "La batalla de los sexos", película histórica que retrata un supuesto hito de las conquistas feministas en un tono muy liviano. El 20 de septiembre de 1973 estaba todo listo para que el show comience en Houston, Texas. Bobby Riggs, tenista de renombre en los años ’40 había desafiado a un partido de singles a la bastante más joven Billie Jean King, en lo que se promocionó como "La batalla de los sexos".
Este hecho, que incluye mucha promoción y pirotecnia propia de los eventos que salen de ese país, significó, según algunos una hazaña y gran avance en las conquistas de las mujeres sobre la preponderancia cultural masculina. Más allá de que, en contexto, ese mérito parece algo grande, aquel partido tenístico pasó a la historia, y ya cuenta no con una, sino con dos adaptaciones cinematográficas. La segunda de ellas, llevando por título el mismo que llevó aquel evento "La batalla de los sexos".
Steve Carrell se pone en la piel de Bobby Riggs, autoproclamado “el último chauvinista”, un personaje con un ego enorme, sediento de fama y atención, quien a sus 55 años intenta dar golpes de efecto para capturar algunas de las miradas que se posaban sobre él. La fórmula fue iniciar una campaña contra el tenis femenino, consistente en varios hechos puntuales y habladurías por demás.
Esto terminaría por captar la atención de la tenista y activista feminista Billie Jean King (Emma Stone) quien termina aceptando el desafío de batirse en un partido para ver cuál de los dos sexos es el más fuerte. Jonathan Dayton y Valerie Faris, junto al guionista Simon Beaufoy, deciden contar su versión de la historia poniendo el foco en los personajes, asumiendo un tono de comedia, pero intentándole dar a los hechos una seriedad e importancia que suena a muy relativa.
Steve Carrell y Emma Stone, junto a varios secundarios son lo mejor de la propuesta, ya que todo está servido para que los actores puedan desplegar mohines y capas histriónicas, sin soltar la veta dramática. Sin embargo, la evolución del guion es tan cercana al piso que nos da a pensar que si bien, todos están bien, ninguno alcanza una meta más allá de sus promedios esperables, casi como si hiciesen esta película de taquito. Dayton y Faris habían demostrado en sus dos films anteriores, "Pequeña Miss Sunshine" y "Ruby Spark" una acidez y negrura que aquí no se vislumbra.
Si bien queda claro, más por el lado de Riggs, que detrás del partido hay una clara intención promocional, se pretende dejar en claro que se superó esa barrera y que sí se terminó por configurar un hito histórico. Hay determinados detalles en la vida de Riggs y King que se toman muy a la ligera, como la relación de infidelidad lésbica de King, o la constante necesidad de atención pública de Riggs, que de haberse focalizado mejor, le hubiesen dado a la estructura una mayor relevancia.
Por el contrario, al enfrentamiento en sí, se lo valoriza demasiado, cuando los años demostraron que Riggs y King hicieron algo, mucho, de uso de ese hecho, y en verdad se llevaban mejor de lo que nos hacían creer.
Ni siquiera fue realmente el primer enfrentamiento en cancha de tenis entre tenistas de distinto sexo, hay datos anteriores que datan de la década del ’30, claro que no habían contad con el aparato publicitario de esta. En realidad hubiese sido interesante encuadrar a este partido como aquellas habituales contiendas boxísticas en las que ambos púgiles se pelean previamente para llamar la atención y acarrar espectadores y televidentes.
Aun no siendo una gran obra memorable, el telefilm Cuando Billie venció a Bobby de Jane Anderson, con Ron Silver y Holly Hunter en los roles centrales, focalizaba mejor, otorgaba seriedad donde debía, y una mirada algo cínica sobre el contexto.
Los dos elementos que aquí faltan. Sin pretender ser una película que trascienda la historia, "La batalla de los sexos", posee también mucha de la parafernalia que caracterizó a aquel partido, hay un cierto grado de espectacularidad, vigorismo, y hasta un ritmo por momentos frenético que la hacen un puro espectáculo.
Por momentos, pareciera que estamos asistiendo a una comedia romántica, sin ser tal, de polo opuestos, y eso es lo que ofrece "La batalla de los sexos". Entretenida, divertida, con un puñado de buenas intérpretes y una puesta decente. Como película histórica adolece de un correcto enfoque de análisis y una mirada más realista. Como comedia pasatista, funciona.