Los dramas deportivos siempre fueron propuestas interesantes de ver, particularmente a la hora de observar el comportamiento humano en lo que a la competencia refiere. No obstante, los que quedan verdaderamente en la memoria son aquellos donde los eventos ocurridos fuera de la arena deportiva afectan al protagonista en su desempeño. La Batalla de los Sexos se inscribe dentro de este grupo.
Y Saque… y Volea:
La Batalla de los Sexos cuenta la historia real del duelo tenístico que tuvo lugar en 1973 entre Billie Jean King y Bobby Riggs. La película no solamente ahonda en cómo el partido tuvo una importancia transcendental en el trato igualitario hacia las mujeres deportistas en materia financiera, sino también en los propios demonios emocionales de los dos competidores.
La Batalla de los Sexos presenta un guion prolijo, aunque no está exento de modestos tropiezos. Siendo una película que trata sobre el pago igualitario hacia las mujeres tenistas, es un tema que está cubierto de forma escasa y superficial. En cualquier otra situación se lo achacaría, pero en este caso se lo voy a dejar pasar hasta cierto punto, porque uno de los fuertes del film es el corazón que tiene a la hora de mostrar las emociones de los personajes; sus miedos, sus alegrías y sus frustraciones. Somos testigos de cómo Billie Jean King debe lidiar entre sus sentimientos románticos por una peluquera y su fidelidad matrimonial. Al mismo tiempo participamos de cómo la naturaleza de apostador de Bobby Riggs pone en peligro su matrimonio.
En materia actoral hay labores bastante logradas de Steve Carell, Elisabeth Shue y la comediante Sarah Silverman, quien encuentra la manera de hacer encajar su particular estilo en un título de naturaleza dramática como este.
Sin embargo, la actuación que aquí destaca, la que se lleva el premio, es sin lugar a dudas la de Emma Stone. De la mano de su interpretación de Billie Jean King, su madurez como actriz ha alcanzado un nuevo pico. Si no me creen, fíjense en una escena que tiene ella en solitario dentro de un vestuario. La gama de emociones que atraviesa y logra manifestar son un testimonio insoslayable de su condición como una de las actrices más talentosas de su generación.
En materia técnica tenemos una correcta reconstrucción de la década del 70, sea en dirección de arte o vestuario. Es de destacar cómo los directores hicieron sendos usos del primer plano, lo que sumado a la capacidad de los actores, le permite al espectador conectar con las emociones de los personajes casi de forma inmediata.
Conclusión:
La Batalla de los Sexos es un biopic satisfactorio en cuanto a su estructura argumental. Si llega a un mejor puerto del que pretendía es por obra y gracia de un plantel actoral afilado, asi como de una dirección atinada que sabe dónde poner su lente. Disfrutable.