Un clásico de Disney que se vuelve realidad. La Bella y La Bestia llegó por fin a la pantalla grande y no defraudará a los amantes del dibujo animado de 1991.
La película se mantuvo fiel a su antecesora, en donde si corrieran las dos cintas en simultáneo, podría no haber diferencia en varios momentos.
Los escenarios son espectaculares, una aldea armada como set de filmación produce un efecto de cuento y magia muy bien logrados. Hay mucho para ver, objetos, personajes, y muchos detalles que hacen cuadros bastante cargados de información.
El diseño de la Bestia (Dan Stevens) no es de mis favoritos, pero logra empatizar con la bella y se produce una linda química entre ellos. Emma Watson compone a una Bella dulce y fuerte que dan muy bien con el papel.
Esta versión no solo muestra una Bella para nada débil sino que además, Disney deja entrever que el personaje de LeFou (Josh Gad) está enamorado de Gastón (Luke Evans). Una jugada fuerte que invitó a la censura en algunos países.
La película tiene sus instantes de comedia, sobre todo con el personaje de LeFou y los objetos animados. Estos últimos son lo mejor del film. La tecnología jugó a favor y los especialistas lograron una muy bella animación de objetos. Junto con un gran trabajo de voces, dieron así vida a estos personajes únicos y entrañables. Con ellos, sucede una de las escenas más emocionantes de la cinta.
Si bien la música es una pata importante en “La Bella y La Bestia”, las versiones que se oyen en esta película no son tan movilizantes. Sin embargo, los fanáticos de la film original saldrán encantados con la versión de acción real.