En el pequeño pueblo francés de Crozon hay un lugar que nadie conoce, la llamada “Biblioteca de libros olvidados”, dedicada a recopilar manuscritos de todo tipo y color que en común tienen el antecedente de haber sido rechazados por las editoriales. Es ahí que una joven editora encuentra una novela trascendental escrita por un tal Henri Pick.
La chica compra los derechos para publicarla, pero descubre dos malas noticias cuando quiera averiguar más: la primera es que el autor era un cocinero que murió tres años antes; la otra, que según su viuda jamás leyó un libro y es prácticamente imposible que haya escrito una novela.
El reputado crítico literario y conductor televisivo Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini) descree con tanta intensidad de esa historia que ataca duramente a la viuda durante una entrevista, perdiendo así su trabajo y a su esposa. Ya sin nada más que perder, se pone a investigar el origen del manuscrito.
A lo largo de ese recorrido, la película de Rémi Bezançon combina en diversas dosis misterio, humor y suspenso. Si bien no todas las subtramas funcionan bien (la relación de la hija de Pick con Rouche, por ejemplo), en los pliegues del relato central asoma una mirada irónica sobre el mundillo literario, siempre en medio de un film amable, dueño de una liviandad generalizada apenas matizada por la tensión ante el misterio central (de allí el título original). El resultado es un relato eficaz y entretenido, además de una velada reflexión sobre el amor por la lectura.