Este es el tipo de producción que nuestro benemérito editor usaría para ejemplificar cómo los elementos de un género pueden ser utilizados en otro, e igualmente funcionar en forma genuina. Si dijésemos que “La biblioteca de los libros olvidados·” trata de alguien que, contrario al sentir de la opinión pública, se pone a investigar el misterioso origen de un best seller escrito por hombre muerto hace dos años; cualquiera que piense que es un policial estaría muy cerca de acertar. Es que en realidad el director francés Rémi Bezançon aborda este guión. coescrito junto a Vanessa, como una comedia mordaz sobre la industria editorial y a la vez un sentido homenaje al género policial.
El argumento en realidad comienza con una joven pareja. El, escritor con expectativas frustradas; Alice (Daphné Despero), asesora editorial. Un día de visita en un pueblo, un lugareño señala que en una escuela hay una oficina de libros rechazados en la cual ella descubre un manuscrito que considera excepcional. y cuyo autor, un tal Henri Pick, fue un pizzero fallecido dos años atrás. Lo edita. y claro, se convierte en un best seller inmediato. En una entrevista a la viuda, todavía shockeada por el éxito de la publicación póstuma, revela que no sólo nunca vio a su marido escribir sino que tampoco lo vio leer. Además de ser entrevistador en un programa de TV que es referente en cuando al mundo de los libros, Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini) es un crítico de paladar negro y muy conocedor de la industria. Su cinismo lo lleva a sospechar, en vivo, que este libro es un fraude y que hará lo imposible para demostrarlo.
El manejo de los tiempos del realizador, pero sobre todo algunas referencias que aparecen a partir del segundo acto, nos sumergen en una investigación hasta las últimas consecuencias, porque si algo tiene este estreno es intriga, misterio, y una buena dosis de diálogos punzantes conformando una de esas comedias que ostentan algunas pinceladas de ese viejo cine francés que corrió paralelo a la Nouvelle Vague, más cerca de lo popular que de la elite intelectual pero que, sin embargo. amalgama algo de ambas corrientes.
El trabajo de Fabrice Luchini está lleno de matices que cobran distintos colores conforme crece el relato, y la dupla con Camille Cottin funciona de maravillas. No conviene adelantar más de la trama; pero sí destacar que la misma se mece de un lado a otro llevando al espectador a cambiar de preferencia por los personajes hasta el final.
Subyace en el libreto una crítica al sistema editorial y a la picadora de carne que suele dejar de lado los escrúpulos perdiendo el sentido de su razón de ser. Más allá de eso, que claramente no es el objetivo principal de la película,”La biblioteca de los libros olvidados” se disfruta como lo que es: una buena entrega del cine francés.