VOLAR EN BICI
El objetivo es pasar lista la mala vida de las mujeres en Arabia Saudita. El filme se vale de una nena de 10 años para desnudar las prohibiciones a las que el integrismo islámico somete a las chicas desde la mismísima escuela. La nena no puede ni andar en bicicleta, pero tampoco la madre no puede trabajar y deberá aceptar la poligamia y una nueva esposa de su marido. Todo es tapado. Todo es de negro, todo huele a polvo y miedo. El film evale porque lo hizo una artista de allí, atrevida y corajuda, que se anima a poner un ladrillo en la infranqueable pared de un sistema injusto y bárbaro, que oprime y discrimina a sus mujeres. La escuela, el hogar, la calle todo sirve para reflejar los contornos de una tradición y una religión que las margina y las descalifica. Y trae el mensaje esperanzado de que son los chicos, desde sus gustos y sus pequeñas rebeldías, los únicos que se atreven a cuestionar y desafiar el sistema. Desde ese punto de vista el filme importa, aunque su valor artístico no sea tan apreciable. Por supuesto, es algo ingenua y prefiere adoptar un tono de fábula edificante, pero es valiente y creíble y tiene como protagonista a una pícara que impone su frescura entre tantos velos y tantas caras enojadas. Y nos dice que, a veces, con una bici se puede volar bien lejos.