Un cambio de actitud
Al ver un film que refleje costumbres de vida en Medio Oriente, es común encontrar una serie de imposiciones sociales para los individuos relacionadas con la cultura y la religión. Más aún, si la protagonista de la película es una mujer, pues su género se encuentra bastante relegado en relación a occidente, y desde este lado del mapa no queda otra que sentir compasión e indignación en el sufrir del personaje femenino.
La bicicleta verde (Wadjda, 2013) se corre de la victimización de la mujer en oriente (lugar común y bastante trillado a esta altura), a través de la niña protagonista quien pese a todo, mantiene una actitud activa y positiva con respecto a sus limitaciones sociales. Wadjda (Waad Mohammed) dejará su inocencia de lado para tratar de comprender cómo funciona el mundo en que vive y desde ahí alcanzar su principal objetivo: adquirir una bicicleta verde.
Sin embargo el film de Haifaa Al-Mansour no deja de describir las represiones que recibe la mujer en su país (la película está rodada y transcurre en Arabia Saudita, donde además el cine está prohibido). Cuestiones relacionadas con la religión que la historia grafica en los personajes secundarios, tanto en la madre de la niña como en sus compañeras de colegio.
Represiones traumáticas para las mujeres saudíes pero aún más terribles para los ojos de occidente. La película juega con la mirada occidental burguesa receptora del relato (el film es coproducción alemana), algo habitual en los relatos de la temática. Por suerte La bicicleta verde va más allá de la simple delineación de un drama cotidiano ante lo incomprensible de una cultura ajena, y lo hace mediante el clima esperanzador y optimista de su personaje central.
Está mal visto para la cultura saudita que una mujer ande en bicicleta, o por la calle sin el velo sobre su rostro, o incluso utilice zapatillas en vez de sandalias. La niña lo hace, un poco por desobediencia -producto de la edad-, y otro poco por discrepancia con normas que encuentra sin sentido. En la búsqueda de su objeto preciado, Wadjda cambiará de actitud y seguirá los códigos de su sociedad como si se tratase de un juego: será la mejor participante de un concurso donde una suma importante de dinero será el premio (ideal para adquirir su bicicleta) que consiste en leer, cantar y aprender la sabiduría del Corán.
Así, de modo lúdico -la compra del juego de preguntas y respuestas lo demuestra- la niña cuestionará las normas culturales de su sociedad y, con su juicio e ingenuidad, hará ver a los adultos que peor que las represiones sociales es el castigo auto impuesto.