En 1994, Moufita Tlatli se convertía en la primera directora tunecina al animarse a llevar a la pantalla grande la vida de las mujeres recluidas tras las rejas en Los Silencios del Palacio.
Este grupo de mujeres (inspirado en la vida de ella y su madre), eran destinadas para ser las sirvientas y amantes del príncipe de la casa. Su vida se resume solo a realizar las actividades domésticas y cantar.
En la 69º edición del Festival de Venecia, se presentaba la película Fill the Void de la directora Rama Burshtein. Ella, con supervisión de su esposo y la aprobación de un rabino, retrató los pormenores alrededor del matrimonio dentro de una familia ortodoxa jasídica.
Con algunas fallas y desprolijidades, esta cinta es una apertura al mundo, una mínima ventana y solo observadores (sin lugar a crítica) de una sociedad claustrofóbica.
Una bicicleta como símbolo de libertad.
Ahora, se estrena La Bicicleta Verde, otro film dirigido por una mujer, la saudí Haifaa Al-Mansour. En esta película –inspirada en la sobrina de la directora-, la pequeña Wadjda rompe con su estilo y actitud todas las prohibiciones impuestas por una sociedad regida bajo el Corán. Cada movimiento, sonrisa o pensamiento, es secundada bajo la acusación o negación. Wadjda, siente la reducción de su género en el exterior pero también percibe las diferencias y limitaciones en el interior de su casa.
Un cine hecho por mujeres de sociedades regidas bajo fuertes creencias religiosas y costumbres. El despertar de una nueva mirada que se manifiesta detrás de una cámara.