La bicicleta verde es una muy buena película que logró hacer historia en el cine por dos motivos.
Se trata de la primera producción filmada íntegramente en Arabia Saudita que además fue dirigida por una mujer de ese país, algo que no tenía antecedentes.
La trama tiene como protagonista a Wadjda, una niña de 10 años, que está obsesionada con tener una bicicleta para demostrarle a su amigo Abdullah que puede ganarle en una carrera.
Un deseo que prácticamente es una misión imposible de concretar para ella, ya que por el simple hecho de haber nacido mujer tiene prohibido, entre tantas otras cosas, subirse a una bicicleta, algo que en su país se considera una ofensa irreparable para la dignidad y virtud de las niñas.
En ese contexto el pequeño sueño de Wadjda se termina por convertir en algo más que un simple capricho infantil. Representa un desafío a la sumisión que la cultura de esa región
impone a las libertades individuales de las mujeres.
A través de una historia muy sencilla la directora Haifa Al-Mainsour expone con mucha inteligencia las numerosas restricciones cotidianas que tienen las mujeres arabes y la
hipocresía que existe también en esa sociedad frente a estas cuestiones.
La película consigue retratar de manera contundente estos temas que vive un país que muy lentamente empieza abrirse a la posibilidad de un cambio.
No es un dato menor que en este 2014 las mujeres árabes podrán acceder por primera vez al derecho al voto, con la posibilidad de presentarse como candidatas políticas en las elecciones locales. Recientemente en Arabia Saudita las mujeres, que también tienen prohibido manejar autos, salieron a las calles con sus vehículos para manifestarse frente a esta restricción.
El avance es muy lento pero es claro que hoy hay una apertura al cambio que no existía hace algunos años. La concreción de esta película es otro claro ejemplo de ello.
Una década atrás hubiera sido imposible esperar una producción de Arabia Saudita que trabajara estos temas.
Más allá de esta cuestión, desde los aspectos artísticos la película sobresale por el trabajo de la actriz Waad Mohammed, sobrina de la directora, en cuyas espaldas reposa todo el conflicto de la historia, y sorprende con una interpretación muy espontánea.
Una labor que le permite al espectador conectarse con las emociones y frustraciones que vive su personaje.
Esta es una gran propuesta que se suma a la cartelera esta semana y recomiendo tener en cuenta.