Una de las cosas en que me hizo pensar, "La boda", del belga Stephan Streker es en la diferencia entre multiculturalismo e inmigración. Esta cuestión que se va estructurando cuando los que se afianzan en un país deciden sostenerse en comunidades cerradas pertenecientes a su culturas en los países anfitriones.
¿Cuánto podés evitar influenciarte por ese nuevo mundo cuando vos sostenés valores contrarios a esos que ves a diario?
Salí de la sala cuestionando las razones por las cuales una familia intenta preservarse tanto, desde lo cultural, cuando está en tierra ajena. Es de entender la búsqueda de nuevos horizontes desde lo económico, pero si creo que el precio que se paga por sostener tu cultura, a veces es más alto de lo que uno espera.
No parece tarea sencilla entonces, vivir en Europa, tener tus raíces en Medio Oriente y esperar que se pueda convivir con la dualidad de sentirse una persona libre para amar, y por el otro, integrarse férreamente a las costumbres tradicionales de tu cultura en las cuales, a tu esposo, lo elige tu familia sobre una cantidad de candidatos que parecen surgir de un pudoroso casting entre relaciones cercanas.
Desde esta perspectiva, Streker se dedica a presentarnos una historia en la que Zahira (Lina El Arabi), una joven de 18 años pakistaní, deberá enfrentar dos cuestiones díficiles a su edad: por un lado, encontrarse inesperadamente embarazada, y por el otro, enfrentar el inicio del cortejo de elección de candidatos para contraer matrimonio con alguien de su raza y religión.
Dos temas poderosos, para una joven que recién comienza a tomar conciencia de cómo su elección define su vinculación con su familia de origen. El rechazo de ese matrimonio podría ocasionar heridas importantes y rechazo de sus padres.
Por el otro, ella tiene que elegir ser madre o no, decisión que transformará su destino y el de los seres que ama.
Presentada así, "La boda", parece ser un film de altura dramática fuerte y áspero. Pero no, el director y guionista Streker elige un tono amable, ligeramente irónico y elegante, para narrar una historia que podría haberse ido de las manos. Pero no, todo luce ajustado y transparente.
El conflicto inicial, el color de las propuestas que se le hacen a la joven y las charlas con su hermano Amir (Sébastien Houbani) sus amigas y familia, están bien logrados y se van presentando con fluidez, de manera natural y atrayente.
Presenciamos como se va desarrollando una trama que parece difícil de resolver (tanto, que el final no será del agrado de todos), pero que elige un camino para transitar y lo hace con soltura, aunque para mi gusto, sin estridencias y muy medido.
Lina El Arabi compone a la heroína del film y lo hace con un encanto único. Sostiene el andamiaje de la historia con su carisma y compensa algunas deficiencias del guión cuando el climax comienza a aproximarse.
"La boda" es una cinta correcta, que presenta un tema de hoy en día, en esta sociedad global, se visibiliza poco (y debe suceder mucho) y es interesante de compartir: el encuentro de dos culturas y la decisión de fundirlas (tomando lo mejor de cada una) o viviendo la vida, estrictamente apegado a una sola de ellas. Para pensar, en buena compañía.